Ciudad adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Hace tres años,
el padre Alejandro Solalinde, quien ha dedicado su vida a la defensa de los
derechos de los migrantes y a su auxilio mediante la operación del albergue
Hermanos en el Camino, fue amenazado de muerte en por lo menos seis ocasiones y
se vio en la necesidad de abandonar el país. Desde hacía tiempo, pero con mayor
razón a partir de ese hecho, nos enteramos con mayor detalle de la violencia,
las violaciones, los atropellos, los abusos y los múltiples riesgos que corren
no sólo los migrantes, sino quienes voluntariamente han entregado parte de sus
vidas a apoyarlos en sus trayectos con asesoría, refugio y alimentación.
Gracias a este
trabajo humanitario del padre y de decenas de personas en todo el país hemos
tenido noticia de los riesgos que corren los migrantes y las constantes
amenazas de que son objeto mientras cruzan el territorio nacional para llegar a
la frontera de México con Estados Unidos, independientemente de si son
mexicanos o de algún país de Centro o Sudamérica.
Se trata de uno
de los sectores de la población más expuestos y vulnerables por el lado que se
le vea: inmersos en la pobreza, deciden dejar sus lugares de origen en busca de
mejores oportunidades de vida para ellos y sus familias; abandonan a sus seres
queridos y se lanzan a terrenos desconocidos, plagados de peligros, en donde
por lo general son cooptados por la delincuencia organizada para diversos trabajos:
secuestro, robo, tráfico de drogas, tráfico de personas específicamente trata
de mujeres y de niños; extorsión y muchos otros en donde se incluyen los
intentos de control por parte de “sindicatos” o vividores simplemente, quienes
les venden protección a cambio de parte de las dádivas que reciben de la gente.
Si aceptan malo y si se niegan, son sus vidas las que están de por medio.
Llevan todas las de perder y el caso más doloroso es el de la masacre de San
Fernando, Tamaulipas, hace ya cinco años, en donde 72 migrantes de diferentes
nacionalidades fueron asesinados.
Quizá me quedo
corta frente a una realidad lacerante que deja en evidencia la falta de
respuestas, la ineficiencia y la corrupción de los gobiernos mexicano y de
todos los países que son expulsores de sus propios habitantes dada la
incapacidad oficial para ofrecer garantías mínimas de calidad de vida: trabajo,
vivienda, educación, salud, alimentación…
FM4 Paso Libre nació
precisamente con la idea de apoyar a los migrantes al cruzar Guadalajara
montados en “La Bestia” con asesoría legal, acceso a teléfono para llamar a sus
familiares, refugio temporal y alimentación. El proyecto avanzó hasta la
apertura de un albergue que en esta semana, lamentablemente, cerró sus puertas.
Según relatan
los jóvenes activistas que participaban en esta labor, desde hace año y medio
se acudió a las autoridades para denunciar la inseguridad de que son víctimas,
más allá de lo común, es decir, considerando la vulnerabilidad de los migrantes
y la facilidad, por lo mismo, con que la delincuencia organizada accede a ellos
nunca con buenas intenciones.
Hace tres meses
esta situación se recrudeció y aun así, las demandas de los responsables del
albergue y del programa FM4 Paso Libre no fueron atendidas.
Una vez más, las
deficiencias e ineficiencias de las autoridades quedan expuestas. El problema
de los migrantes es añejo y pese a la alternancia, a los cambios, a las
promesas, dizque a la conciencia social y a la preocupación de quienes han
ocupado diversos cargos públicos a lo largo del tiempo, lejos de resolver, la
situación empeora.
El anunció del
cierre (¿por qué tiene que ser así?) movió ligeramente a algunas instituciones,
a ver si son capaces de hacer algo en verdad. El Gobierno del Estado anuncia,
por un lado, la reubicación del albergue (está bien, aunque no deja de ser
paliativo) y, por otro, que la Fiscalía General implementará operativos de
seguridad en la zona “para que puedan continuar con sus actividades
altruistas”. Y la Comisión Estatal de Derechos Humanos, tarde también, inicia
una investigación para la probable emisión de medidas cautelares.
FM4 Paso Libre
hace un trabajo que no tendría que hacer, no debería existir esa necesidad y
con todo y que desarrollan una labor por la que en realidad es el Estado mexicano
el que tendría que responder, los dejan solos, habían hecho caso omiso de sus
denuncias. No tendríamos pues, que llegar a extremos para obtener respuestas de
la autoridad; ya que se lograron, ojalá las hagan bien.
Columna publicada en El Informador el sábado 1 de agosto de 2015.