Ciudad Adentro
Es mucho más que
una anécdota y, por supuesto, da pie para una reflexión que trasciende el
simple hecho de un error y una corrección. Antes de empezar con la redacción de
la columna cambié la foto de mi página en Facebook: quité un mapa histórico de
las elecciones en Estados Unidos y en su lugar subí la foto de la niña Andrea.
De inmediato, una persona comentó que no era para tanto lo que había sucedido
en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil en la Ciudad de México,
que porque es la “forma de hablar de muchos mexicanos”.
Esa publicación
fortaleció la idea de escribir sobre el error del secretario de Educación y la
corrección que tan valiente y oportunamente hiciera la niña Andrea. De entrada,
que una pequeña de ocho años se atreviera a corregir al funcionario ya es
alentador, hay esperanza. Y no sólo por su valentía y atención, sino porque en
entrevistas posteriores dijo que lo volvería a hacer si se diera el caso; que
no le gusta la frase “lo bueno casi no se cuenta” porque, dijo Andrea, con sus
ocho añitos, “lo bueno no se debe contar, se debería ver” y porque le preocupa
que el Presidente “no sepa tanto”.
¿Tenemos acaso
una idea de cuántos niños hay cómo Andrea? ¿A cuántos les preocupa que sus
autoridades “no sepan tanto” y “hablen mal”? Estoy segura de que muchos más de
los que nos imaginamos y es ahí en donde radica mi esperanza.
Y no dudo que
salgan ahora con que se trata de una niña prodigio o que sus papás son de
izquierda o cualquier justificación para minimizar el hecho de que Andrea es
una niña despierta, atenta, honesta, transparente, preocupada por México,
valiente, determinada, con claridad de ideas y ¡¡convicciones!! ¿Será acaso la
única en este país?
Claro que no, lo
que pasa es que los niños por lo general son desdeñados desde siempre a pesar
de lustros y lustros de campañas y programas para la protección y defensa de la
infancia y sus derechos; de “elecciones” para escucharlos, para conocer sus
opiniones; de iniciativas costosas e inocuas. Para los políticos todo es
escenario, parapeto y ocasión para sacar provecho y obtener ventajas. Para
lucirse si se puede, siempre que no haya niños como Andrea. No es la primera
vez que algo así sucede. Este año ha pasado en varios momentos. Los niños
tienen mucho que decir pero no son escuchados y mucho menos atendidos.
Fuente: El Debate. |
A reserva de
volver a este punto, toca ahora abordar lo que dejó en evidencia el secretario
de Educación. El mismo que se ha negado a dialogar con los maestros porque
afirma que la evaluación no es negociable. Claro que la evaluación es
importante, muy importante, pero, no es lo único que se requiere para mejorar
la educación en México, mucho menos si se usa ese sistema para manipular los
resultados y deshacerse de maestros incómodos, asunto que los docentes
disidentes han denunciado una y otra vez. Ahora ¿cómo puede alguien que dice ler (como ira en lugar de mira o edá
en lugar de verdad) exigir calidad en la enseñanza? Está claro que el buen juez
por su casa empieza, así que ¿cómo es que está en donde está en primer lugar?
No me parece relevante en lo absoluto el argumento de la persona ya citada en
el sentido que muchos mexicanos hablan así. Bueno, muchos mexicanos no son
secretarios de Educación; muchos mexicanos no exigen una evaluación marrullera
para acabar con la disidencia magisterial que nació como resultado de la
corrupción en la cúpula sindical gracias a sus alianzas con los gobiernos en
turno; muchos mexicanos no tienen ni el foro ni el poder que tiene Aurelio
Nuño; y muchos mexicanos no están bien educados precisamente porque
funcionarios como Nuño no hacen bien su trabajo y vamos de mal en peor.
De manera que es
relevante, es pertinente, es cuestionable y ojalá esta realidad que nos aplasta
y se suma a otras, sirviera para corregir de fondo y en serio, nada de
disculpas insulsas e inútiles. Aurelio Nuño debe renunciar y quien tiene la
responsabilidad de conminarlo a tal decisión es ese Presidente que no sabe
tanto y que prefiere que las cosas cuenten a que se noten.
Admiro a la niña
Andrea y sí creo que forma parte de una generación notable que algún día tomará
las riendas de este país, por eso pienso que hay esperanza aun cuando a muchos no
nos toque ver lo que estos niños harán a favor de México y los mexicanos.
Columna publicada en El Informador el sábado 19 de noviembre de 2016.