Ciudad Adentro
En la última semana hemos sido testigos de una serie de movimientos
estratégicos de las diferentes fuerzas políticas –y que seguramente continuarán
mañana en los debates—que en muchos casos pueden generar confusión, incrementar
el hartazgo y profundizar la incertidumbre y no precisamente democrática.
Algunos de estos movimientos son, por ejemplo, el apoyo que el ex
Presidente de México, el panista Vicente Fox, le dio a Enrique Peña Nieto,
candidato priista a la Presidencia; y la adhesión de Rosario Robles, quien
fuera jefa de Gobierno del Distrito Federal y dirigente nacional del PRD.
Hechos de esta naturaleza se suman a la guerra sucia y muchas veces a
decisiones, dentro de los mismos partidos, que se les pueden revertir pese a
que la motivación sea sumar simpatías y votos (lo que pasa es que luego no les
importa a qué costo); y ahí está el caso de Movimiento Ciudadano y la
postulación de un personaje cercano a la Federación de Estudiantes de
Guadalajara, con la mala fama que tiene esa organización. Y si bien ya se
rectificó, por supuesto que los opositores, especialmente la administración
central de la UdG, no lo van a olvidar tan fácilmente.
La UdG se indigna con esto cuando se multiplican las acusaciones de que
están manipulando los simulacros de elecciones a favor de Aristóteles Sandoval y de que funcionarios universitarios están
obligando a los profesores a que se integren a las llamadas “cadenas” de votos
a favor del Revolucionario Institucional; o los puntos que han ofrecido a
estudiantes de prepa para que repartan propaganda, igual, del tricolor.
Y esto es apenas aquí, en el contexto de la elección local; pero a nivel
nacional también se suceden testimonios de tarjetas, regalos y “cadenas” a
cambio de la credencial de elector o de compromisos.
Sabemos que esto no puede ser, que no debería ser, que se trata de compra
de votos y es un delito; y que la gente vota por quien quiere… Pero estos
hechos generan, reitero, confusión e incertidumbre junto con las grandes
diferencias en las preferencias electorales entre una encuesta y otra.
Y claro que son hechos que indignan casi hasta la rabia, porque están
aprovechándose de la pobreza de millones. Mucha gente que no tiene nada y se
conforma con poco, que con eso se contenta, con una plancha o una estufa; o con
una tarjeta para hacer valer sin garantías, a futuro, las promesas.
Creí que las campañas políticas no podrían caer más bajo, pero así ha sido
y me temo que aún nos falta mucho por ver. He citado apenas unos ejemplos, hay
más y peores. La actuación de la mayoría de los candidatos a los diferentes
puestos de elección y de sus partidos es una vergüenza, entraña mezquindad y
hasta crueldad, cuando el contexto nacional es de violencia, de desintegración
del tejido social, carencias, abusos, corrupción, de miles de muertos, de millones
de pobres…
Artículo publicado en El Informador el sábado 9 de junio de 2012.