Ciudad Adentro
Después de tres
años de manifestaciones, muertos y heridos, paros, bloqueos, vandalismo,
infiltrados, manipulación, días sin clases y, apenas hace unas semanas, mesas
de negociación, las cúpulas empresariales se movilizan también, pero para ampararse
y amenazar con presentar declaraciones de impuestos sí, pero en ceros, por las
pérdidas que para ellos representa la inconformidad de la CNTE, sobre todo en
estados del sur-sureste de México, por la mal llamada reforma educativa.
Cómo me gustaría
que expresiones de esta naturaleza, tan contundentes, fuertes y escandalosas,
se repitieran para otros asuntos y siempre que fueran necesarias cuando las
acciones u omisiones de la esfera gubernamental estén equivocadas y causen más
daños que beneficios.
Este año
llevamos por lo menos dos, amén de las reuniones privadas que seguramente se
han celebrado entre representantes empresariales y gubernamentales. La primera,
seguramente la recuerdan, se dio cuando en el paquete de cambios legislativos
por la famosa Ley 3de3, empresarios muy trajeados se manifestaron en el Ángel
de la Independencia de la Ciudad de México porque a los legisladores se les
ocurrió incluir, como actores responsables, justamente a empresarios que
hicieran negocios con el gobierno, es decir, cuando hubiera recursos públicos
involucrados. Bueno, pues lograron que se diera marcha atrás.
En ese momento
celebré la medida y añoré el activismo de la IP de hace unos 20 o 30 años.
Ahora recurren a instrumentos legales y exponen sin ambages que el Gobierno
mexicano no ha sido capaz de enfrentar el problema con los profesores
disidentes.
En este caso, y
menos aún después de Nochixtlán, creo que la estrategia empresarial complica la
situación lejos de ayudar a resolverla. Imprime presión y abiertamente se
señala la necesidad del uso de la fuerza. A ver ¿es por ahí? Si las
preocupaciones son reales, para empezar creo que podrían haber emprendido una
acción similar para exigir una reforma educativa integral, es decir, que
contemplara mejorar los contenidos y los recursos pedagógicos; contenidos y
enseñanza, pues, no nada más la situación de los docentes que sin duda alguna
debe ajustarse.
Las fallas del
gobierno a la hora de abordar este asunto complejo, añejo, doloroso y
peligroso, son claras y evidentes, hay en esto plena coincidencia, pero la
propuesta y las insinuaciones de la IP conducirían a una escalada de violencia
que contrasta o choca con las pretensiones de nación moderna y civilizada
inmersa
en-un-mundo-democrático-globalizado-que-aspira-a-la-protección-de-los-derechos-humanos-como-sea.
También podría ser el permiso ideal para continuar con las acciones represivas
(si los empresarios lo piden…).
Sería ideal que
a partir de esta realidad que amenaza con rebasarnos (no se puede dejar de lado
que el gasolinazo, el incremento en la energía eléctrica, la pobreza galopante,
la inflación, el golpazo al poder adquisitivo, el desempleo y el empleo
precario, la inseguridad… están generando más angustia, inconformidad y
molestias ciudadanas) de una vez por todas el Gobierno mexicano asumiera su
responsabilidad como artífice e iniciador del conflicto y lo resolviera con
inteligencia y humildad. Es muy difícil. Lo fácil es recurrir a la violencia y
a la represión, pero no queda otra. Inteligencia y humildad son la clave y en
esa medida se encontrarán respuestas de la otra parte.
Energía sí,
contundencia también, pero en una mesa de diálogo. Hay maneras y en el gobierno
lo saben, pero persiste la postura (en ambas partes) de no ceder ni dar su
brazo a torcer. Es el peor de los escenarios, la receta perfecta para caminar
en círculos. En alguien debe caber la cordura.
Después de los
muertos en Nochixtlán y de las mesas de diálogo que hasta entonces atinaron a
instalar en Gobernación, los encuentros se han dado con altibajos y la
situación ahora amenaza una vez más con desbordarse. El regreso a clases está a
la vuelta de la esquina y los profesores disidentes ya dijeron que no
permitirán el inicio del ciclo escolar si no se atienden sus demandas.
Se requieren
altas dosis de inteligencia y humildad en las dos partes en conflicto en este
caso y también en las de los sectores de la sociedad que han intervenido con
sus propias demandas y señalamientos.
Columna publicada en El Informador el sábado 6 de agosto de 2016.