domingo, 29 de abril de 2012

¿(T) apatíos?


Acabamos de ser testigos de uno de los peores incendios en el Bosque de La Primavera: 122 horas de fuego arrasaron con más de ocho mil 200 hectáreas de arbolado adulto, de renuevo y pastizales. Aunque no hay datos precisos, oficialmente alguien provocó el incendio y se registraron amenazas contra los brigadistas para que no siguieran sofocando el incendio.
El tiempo que transcurrió así como la superficie afectada fueron resultado, en gran medida, de la reacción tan lenta de las autoridades y de la falta de recursos propios para el combate de incendios que sólo hasta el penúltimo día fueron reforzados con más brigadistas y equipo.
Falta ahora saber, por ejemplo, de los recursos prometidos por el Presidente Felipe Calderón, cuántos se destinarán a La Primavera; y si el gobernador Emilio González Márquez atenderá la llamada de atención presidencial para que “ponga orden” en el bosque y si prosperarán las ideas e iniciativas que apuntan a la expropiación del principal pulmón de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Lo que está claro y es en verdad alentador, es la movilización ciudadana en la defensa del bosque y en el apoyo que se entregó, incluso cuando desde la autoridad se anunció que ya no era necesario, a los brigadistas, verdaderos héroes de este desastre que gracias a ellos no llegó a mayores.
Esta reacción de la gente, indignada y enojada con los gobiernos de todos los niveles por su inacción cuando el incendio no había avanzado tanto, es lo más valioso de este episodio que deja esta, entre otras muchas lecciones.
Las redes sociales como Facebook y Twitter jugaron y están jugando un papel fundamental en la generación de conciencia para exigir que se cumplan las leyes, luchar contra la impunidad y actuar a favor del bosque en cuanto sea posible, inmediatamente después de que los expertos anuncien, cuándo, qué y dónde se podrá participar en labores de reforestación.
Estas muestras de preocupación y la ocupación real y contundente de los tapatíos me lleva a confirmar que esa idea de que somos “apatíos” (apáticos) es un mito, una idea perversa que nos quieren hacer creer precisamente para que nadie se mueva.
Pues no hay tal. Los habitantes de esta maravillosa y compleja ciudad han demostrado fehacientemente su disposición y efectividad cuando no está de acuerdo con decisiones gubernamentales o cuando surge como una explosión la indignación ante negligencia y omisiones.
Así es y así será. Quien no lo quiera entender de esa manera, desde la clase política y aun desde la sociedad, estará haciendo una pésima lectura de la reacción ciudadana ante hechos tan lamentables como el incendio de esta semana en el Bosque de La Primavera y la pésima actuación del Gobierno del Estado, de los ayuntamientos involucrados, de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable y de la Secretaría de Educación.
No somos “apatíos”… Tapatíos y así, con mayúscula.

Artículo publicado en El Informador el sábado 28 de abril de 2012.

domingo, 22 de abril de 2012



Vídeo de de Aquí y de Allá: Laura’s trip from Guadalajara, Central Mexico and Gulf Coast, Mexico to 8 cities Puebla, San Cristóbal de las Casas (near San Cristobal de las Casas), Toluca de Lerdo (near Toluca), Colima, Zacoalco de Torres (near Ajijic), Sayulita, San Pedro Benito Juárez (near Amecameca) and Juchitán de Zaragoza (near Tehuantepec, Oaxaca) was created by TripAdvisor. See another Mexico slideshow. Create a free slideshow with music from your travel photos.

jueves, 19 de abril de 2012

Crónicas de ayer

Hace poco más de 11 años, el Popocatépetl registró una de las actividades más intensas en décadas. Empezó en diciembre de 2000 y terminó a finales de enero de 2001. En esa época vivía en la Ciudad de México, era corresponsal de El Informador y tuve la oportunidad de visitar Cholula y por lo menos dos de los pueblos más cercanos a don Goyo: San Pedro Benito Juárez y San Nicolás de los Ranchos en Puebla.
Esta crónica la escribí entonces. Son los hijos del volcán, los que se quedan y los que se van cuando don Goyo se enoja y además de echar humo “voltea la lumbre”.
Historias de tremores, rugidos y temores, de arraigo y apegos, de amor y sabiduría.

Los hijos de don Goyo

Laura Castro Golarte (*)

Los que se van…

CHOLULA, Pue.- Don Joaquín Popoca y 15 miembros más de su familia están en uno de los albergues de Cholula, pero extrañan a don Goyo. Joaquín Popoca, un hombre mayor de sesenta, con unos 10 nietos corriendo alrededor, se ríe tímido pero lo reconoce. El Popo es como de la familia y con respecto a él, familiar directo. Orgulloso, dice: “Yo soy Popoca, y el Popocatépetl es mi agüelito”.
Micaela Temich es su mujer, han vivido durante siglos en San Pedro Yancuitlapan, y aunque ella habla poco, dice que si don Goyo los espantó “pos’ora que cuide la mazorca y a los animales”. Y ni siquiera saben del programa “Kilo por kilo” que prometió el Presidente Vicente Fox a los que dejaran sus tierras en plena temporada para la pizca del maíz. Nadie les ha informado.
Es una parcela la que trabaja Joaquín Popoca y la cosecha iba bien, pero el lunes sí se asustaron, por eso fue hasta ese día que salieron de su pueblo para, finalmente, cobijarse en el albergue.
No se quejan por el trato. “Estamos bien” dice doña Micaela y se ríe tratando de conservar la seriedad, mientras don Joaquín explica que no se habían querido salir porque don Goyo así es, de pronto echa humo y luego se calma, pero el lunes no, ese día sí “ya volteó la lumbre”.
Entonces sí, a pensar en los hijos y en los nietos y dejar a los animales, la mazorca y la tele. Dice Joaquín Popoca que si el volcán estallara perdería mucho, todo “pos sí, andaría perdiendo como unos diez (mil)”.
Eso es mucho para él, todo, es lo que ha quedado de una residencia de siglos en las faldas del volcán. Sus antepasados eran nahuas y ellos no lo quieren ni lo pueden ocultar. Son descendientes directos de don Goyo.
-¿Y por qué se llama don Goyo? ¿Desde cuándo le dicen así?
-Pos desde que se fundó, desde que se formó. Es su nombre: Gregorio Popocatépetl y la Iztaccíhuatl se llama Rosita.
Joaquín siguió hablando:
-El 12 de marzo es su día y gente de San Pedro le lleva su cuelga. Se juntan hasta dos camiones llenos de gente que le llevan botellas, mole y guajolotes pa’ brindar con él. Al volcán sus copas se las avientan al suelo para que se las tome (y se ríe).
Y si no ha llovido, por ahí de mayo o junio, también le hacen su fiesta. Se van a la cueva donde le dejan la cuelga de su santo y hacen un baile y le tiran copas a don Goyo para que les mande agua y sí, siempre la manda, a los dos o tres días ya está lloviendo.
-Un compadre me platicó que un amigo de él se encontró una muñeca como de piedra casi pa’llegar a mero arriba, y que hay muchos juguetes, monitos y figuritas, pero no es bueno sacarlas. Ese amigo de mi compadre sacó una muñeca para su hija, pero la niña se enfermó y se murió.
No deja de hablar del Popo. No están en sus casas, ni pueden cuidar a los animales ni seguir en la cosecha por don Goyo, pero parece que no pueden vivir sin él. Lo extrañan y entonces Popoca contesta cómo lo ven.
- Es como si fuera un hombre entre nosotros, es el ‘agüelito’.
Y no importa que esté enojado, no importa que el lunes haya retumbado hasta voltear la lumbre, ellos quieren volver… ya que se calme.
Mientras tanto, se dejan querer por los soldados: “hacen muy bien de comer”. Algunos de los que están en el albergue se resisten a la invitación que una enfermera hace para los hombres adultos que se quieran bañar. Sí huele mal el albergue, pero no hay más.
En la mañana a desayunar,  a bañarse los que se quieran bañar; luego la comida, les prenden la tele; la cena y hasta mañana, extrañando al Popo, sus rugidos y tremores, sus colores y cenizas, su sabiduría y aun su furia.

A 11 kilómetros del cráter
Los que se quedan…

SAN PEDRO BENITO JUÁREZ, Pue.- En este pueblo no pasa nada. El coloso se alza imponente sobre esta localidad de cuatro mil 300 habitantes ubicada apenas a once kilómetros del cráter y de éste sobresale una impresionante columna de gases y ceniza que se extiende de 2.5 a tres kilómetros hacia el cielo, pero los cientos que decidieron quedarse, andan por ahí como si nada.
De pronto hace ruido, como si fuera un rumor y la gente está atenta, pero sigue ahí dando de comer a las gallinas y arreando a los burros cargados de hojas secas de maíz; preparando la masa y los frijoles para la cena.
Hay mujeres y niños, varios ancianos que no quieren dejar sus tierras, sus casas, sus recuerdos, además de decenas de perros medio tristones y adormilados, guajolotes a punto para el mole y muchos pollos y gallinas picoteando en las calles de terracería y en los patios de los hogares semidesiertos.
San Pedro Benito Juárez no es un pueblo fantasma. Cuando don Goyo hizo erupción el lunes a las siete, muchos de los que no habían querido salir, corrieron rumbo a los albergues, los más ciertamente, pero todavía hay gente, por más que en los reportes oficiales se indique que todos los pueblos están desalojados.
No es así y el enojo de don Goyo, el Popocatépetl, no ha pasado.
Estar aquí, a once kilómetros del cráter, es otra cosa; pero además, estar aquí y saber de lo que es capaz el coloso, oír los rugidos y sentir los tremores, impide comprender a los que se quedan.



Popocatépetl, 19 de diciembre de 2000. Puebla. México. Fotografía de Laura Castro Golarte.



La columna de ceniza doblada por los vientos hacia el Sur, que según dicen viajan a 27 kilómetros por hora, se ha convertido en el techo de San Pedro. Una franja blanca como si fuera una gran nube impide el paso del Sol; y el silencio en el pueblo, pese a los pocos ladridos y el sonido lejano de una canción ranchera, hace sentir una tensa calma, se empieza a reconocer el miedo, la urgencia por volver.
Parece que no saben lo que puede pasar, pero sí saben. Los de Protección Civil se los han dicho muchas veces, la policía estatal y el mismísimo gobernador Melquíades Morales que ha ido hasta tres veces para tratara de convencerlos de que se vayan a los albergues.
Y los que se quedan dicen que no pasa nada, que mejor cuidar sus burros y sus gallinas y la tele, porque eso sí, casi todas las casas, como si fuera una sala de trofeos, lucen las antenas en las azoteas. Y es que tener lo que tienen le ha costado tanto. La pobreza es común denominador en las localidades situadas en las faldas del Popo.
Hay más elementos de seguridad que habitantes. El oficial Isauro Zerón Chilaca, de la Policía Judicial del Estado de Puebla, dice que están ahí 700 efectivos de la corporación a la que él pertenece, de la Policía estatal, del Ejército Mexicano y de la Policía Federal Preventiva.
Diez y siete camiones y microbuses esperan en la plaza del pueblo para que los que se quedan cambien de opinión y se suban para refugiarse en los albergues; pero nadie los mueve, nadie los ocupa. Son más o menos 300 los que han decidido quedarse, algunos de ellos se habían ido a los albergues pero ahora “con el cuento de que vienen a dar de comer a sus animales, ya no se quisieron regresar”, dijo el oficial Zerón.
En la iglesia, sonoras y repetidas campanadas luchan en vano contra la terquedad… los camiones siguen vacíos. Los que se habían quedado ahora, otra vez se quedan.
Otros sí regresaron. Tres primos hermanos que dejaron a sus familias en el albergue de Izúcar de Matamoros, dieron de comer a sus yeguas y a los puercos, a las gallinas, a los guajolotes y hasta los perros, pero después, ya que empezaba a oscurecer, se regresaron para reunirse con sus mujeres y sus hijos.
Ellos estaban en San Pedro cuando a las dos de la tarde, mientras en la Ciudad de México el secretario de Gobernación decía que la alerta máxima se mantenía y que todos los poblados estaban desalojados en su totalidad, el Popo lanzaba unas cuantas piedras “que no se veían de lumbre porque era de día, pero sí estaban prendidas.
Uno de ellos dijo que sí, que don Goyo estaba muy enojado “por la Navidá, sí, vino a aventar golosinas y aguinaldos… se vio rete bonito, pero pos sí se asusta uno”.

(*) Periodista
Crónica corregida; la original se publicó en El Informador el miércoles 20 de diciembre de 2000. 

lunes, 9 de abril de 2012

Proceso electoral 2012 en Jalisco

Partidos políticos y sociedad civil

Estamos en pleno proceso electoral y hoy, más que nunca, los partidos políticos atraviesan por una severa crisis que ha quedado de manifiesto en la elección de sus candidatos; parece simple, pero hay antecedentes que creo que vale la pena revisar, con la advertencia de que lo que compartiré son consideraciones de su servidora, producto de una lectura cotidiana del comportamiento de la clase política en nuestro país.

La crisis en los partidos, paradójicamente, tiene su origen en la alternancia. Cuando en México los ciudadanos y los políticos nos dimos cuenta de que era posible un cambio, hacia el interior de los partidos, que se supone son instituciones de interés público, empezó la lucha por el poder, en algunos casos descarnada y feroz, tanto, que la de por sí precaria ética en estos círculos prácticamente desapareció… Y digo prácticamente sólo porque quiero pensar que algo queda, que en alguien queda y que se mantienen y honran ciertos códigos de respeto y de conducta, pero –reitero-- sólo es porque quiero pensar que así es.

Hace 12 años, luego de las elecciones del 2 de julio --que en esta cultura de sospechosismo también se dice que fueron pactadas y los ciudadanos sólo fuimos comparsas (cosa que no creo)--, el PRI se extravió. Sin el mando presidencial, sin esa línea que aclaraba todas las dudas, los priístas literalmente naufragaron. Pese a sus posiciones en varios estados, perdieron la brújula y les ha llevado mucho tiempo recomponerse. Por supuesto no estoy descubriendo el hilo negro, fue una idea del dominio público que se resume en la frase: “el PRI no sabe ser oposición, no ha sabido ser oposición”.

Y, exactamente en el caso contrario, se ha dicho del PAN que no ha sabido ser gobierno por su costumbre de tantos años de operar desde la oposición. Muchas interpretaciones y análisis se han hecho del triunfo de Vicente Fox, y quizá para no sentirse tan responsables de lo que fue luego su gobierno, muchos se justifican y dicen que votaron por Fox porque era la única manera de ganarle al PRI, que se trataba de castigar al partido que duró 70 años en el poder.

La crisis del PAN también empezó aquí. Acción Nacional y sus militantes, ya divididos en grupos por ejemplo aquí en Jalisco, no han sabido manejar el poder y después de tantos años de criticar las formas y los modos del PRI, han recurrido a las mismas conductas y estrategias como el corporativismo, la corrupción, la falta de transparencia, el autoritarismo y, entre otros, la operación política de bajo nivel que se acentuaron con las “novatadas” y el famoso “fuego amigo”.

En cuanto al PRD, se conformó con su control de la capital del país y en los estados sus problemas internos, que por lo general son violentos, les han impedido constituirse en una tercera opción en todo el país. La crisis del PRD se profundizó después de 2006, cuando la derrota de Andrés Manuel López Obrador los dividió aún más y se dilapidó el capital político que habían ganado precisamente por el Gobierno en el Distrito Federal.
A lo largo de 12 años de crisis y problemas hacia el interior de los partidos políticos, la única vía de acceso a la representación popular en nuestro país mientras no se aprueben las candidaturas independientes, otros hicieron su agosto y aprovecharon las aguas revueltas: Verde, PT, Convergencia y Nueva Alianza, que vía las coaliciones han ganado posiciones y muchas veces, como dice la canción popular: “venden caro su amor”.

El reflejo de todo esto en el Poder Legislativo federal y en los de los estados ha sido inevitable y lo sufrimos cotidianamente. El golpeteo es constante y es que ya no hay un año electoral, como este, claramente definido, sino que todos los años son electorales porque los comicios en los estados han adquirido una relevancia que no tenían. La clase política en la capital del país, opera y se administra en función de las elecciones locales de cada año: lo mismo negocia un presupuesto, que congela iniciativas o nada de muertito, ya ven, en Semana Santa y Pascua se tomarán once días de vacaciones, seguramente están muy cansados.
Por cierto, otra realidad que antes eran fenómenos de la alternancia pero ahora son cosa de todos los días, es la facilidad con la que los políticos cambian de partido y, por supuesto, los llamados chapulines que brincan de un puesto a otro.
Y lo peor de todo: la clase política transita por una vía paralela a la de los mexicanos, sin que hasta el momento, desde mi punto de vista, se alcance a ver en el horizonte una posibilidad de intersección. Más tarde volveré al tema de los ciudadanos.

Jalisco

Jalisco es un caso emblemático de cómo la crisis en los partidos políticos quedó de manifiesto con la elección de los candidatos al Gobierno del Estado.

PAN
En un caso que todavía genera dudas y que de hecho, sigue pendiente por la impugnación en proceso, el PAN convocó a los ciudadanos jaliscienses a participar en la elección de su candidato a la gubernatura. Dicho por algunos panistas, el ejercicio fracasó por la escasa participación tanto de militantes y simpatizantes como de ciudadanos; y por el resultado, cuando supimos que quien encabezaba las encuestas cayó al tercer lugar, Alfonso Petersen Farah y ganó Fernando Guzmán Pérez Peláez, quien no goza precisamente de gran popularidad ni se le reconoce “carisma” una característica que “ayuda” a los candidatos a puestos de elección popular, antes bien, aunque el mismo ex secretario general de Gobierno sostenga que es como el “chupacabras”, se le relaciona con el grupo de ultraderecha conocido como “El Yunque”, cuya existencia está documentada en libros y trabajos periodísticos.
Por denuncias y testimonios de quienes participaron en el proceso, estuvo amañado, entre otras cosas, porque no se difundió a tiempo la ubicación de las mesas de votación; en algunos casos los domicilios no existían y los votantes tuvieron que esperar horas para poder sufragar.
Los grupos hacia el interior del PAN operaron y tuvieron éxito. Se eligió al que supo hacerlo mejor y no al que se podría considerar “el más redituable” electoralmente hablando, claro.
PRI
Vamos con el PRI. Prácticamente desde que ganó la presidencia municipal de Guadalajara (así como Enrique Peña Nieto desde que ganó las elecciones en el Estado de México) se tuvo claro que el candidato del Revolucionario Institucional sería Aristóteles Sandoval. Y así fue a pesar de que otros priístas manifestaron su interés por buscar la candidatura, entre otros, el senador Ramiro Hernández y quien fuera alcalde de Tlaquepaque, Miguel Castro Reynoso. Ambos con mucha más experiencia que Aristóteles y aceptación entre buena parte de la ciudadanía, pero, lástima, no son bien parecidos.
En el caso de Aristóteles se siguió el patrón que llevó a Enrique Peña Nieto a la candidatura presidencial del PRI y se recurrió al Comité Ejecutivo Nacional de ese partido para tomar una decisión que tiene que ver con Jalisco, es decir, fue un dedazo, aunque insisten en llamarlos ahora candidatos de unidad y los priístas del estado quedaron fuera.
En lo personal, y he encontrado personas que coinciden, creo que el PRI cometió un error garrafal al apostar por la apariencia de un militante y no por la experiencia, cuando había posibilidades reales de un triunfo para “recuperar” Jalisco. Hoy creo que esas posibilidades están cayendo estrepitosamente.
Y la única manera de que se retome la tendencia, es que el PRI cambie de candidato al Gobierno del Estado, lo que podría suceder si Enrique Peña Nieto no continúa en la contienda, posibilidad que se ha manejado como un escenario de aquí a que se registren oficialmente ante el IFE.
Estas prácticas priístas y la intervención del CEN del PRI en el proceso electoral de Jalisco, han provocado la ira de muchos militantes y la decisión de dejar el partido o de apoyar a otro candidato.

PRD
Esto me da pie a hablar ahora del candidato de los partidos de izquierda, Enrique Alfaro, porque el caso al que me refiero es el de Salvador Caro, quien quedó fuera de las candidaturas en el PRI, dijo además que el PRI negoció con el PAN para que Fernando Guzmán gane la elección y se sumó al equipo del ex alcalde de Tlajomulco.
Pero bueno, qué pasa con Enrique Alfaro. Su candidatura fue un asunto muy complejo que implicó una negociación (con quién sabe cuántas y qué cesiones) fuerte y ríspida con el PRD Jalisco, léase Grupo Universidad encabezado por Raúl Padilla López (aunque digan que ese Grupo Universidad no existe, que es producto de nuestra imaginación, casi como otro chupacabras) con quien Enrique Alfaro rompió relaciones de manera escandalosa al inicio de su gestión como presidente municipal de Tlajomulco.
Si elección fue tan complicada, que el convenio de coalición se firmó, literalmente, al 15 para las doce, cuando vencía el plazo de hacer el registro correspondiente.
Al contrario del PRI nacional que está muy metido en Jalisco, la dirigencia nacional del PRD se olvidó de esta entidad y dejó que el Grupo Universidad se apoderara y operara prácticamente por la libre. Hasta ahora. Sin embargo, en el hipotético caso de que Alfaro llegara a ganar las elecciones ¿cómo será la relación con la UdG?

Opciones

Cómo podrán apreciar y no estoy siendo exhaustiva, los electores jaliscienses estamos ante un panorama muy poco alentador, mientras seguimos acumulando rezagos en todos los ámbitos y en un contexto nacional complejo, del que particularmente me preocupan las declaraciones recurrentes, o mejor dicho, advertencias, tanto del Presidente de la República como del secretario de la Defensa Nacional, en el sentido de que el proceso electoral se puede ver amenazado por el crimen organizado y el narcotráfico.

Así las cosas ¿qué podemos hacer los ciudadanos? ¿Cuáles son nuestras opciones? En los últimos procesos electorales se ha registrado un fenómeno que no es exclusivo de México pero que refleja el cansancio y el hartazgo de la sociedad con relación a la clase política y el hecho de que en realidad no representan los intereses de la gente sino los personales y de partido: se trata del voto nulo y aunque es añejo, debo decir que el abstencionismo también.

El abstencionismo siempre se ha dado pero ahora hay movimientos a favor de no ir a votar para no avalar un sistema electoral que consideran una farsa. La decisión de no ir a votar es para no validar algo que consideran que no funciona porque de todas maneras los partidos políticos se tienen repartido el país y, como afirma Edgardo Buscaglia, especialista en temas de seguridad, específicamente de México, en nuestro país los partidos políticos tienen un pacto de impunidad para protegerse entre ellos.

Y el voto nulo es también una alternativa a la que recurren quienes acuden a la casilla, cruzan toda la boleta para que el voto no le cuente a nadie, como una manera de expresar su descontento con los abanderados de todos los partidos por su pésima actuación como gobierno en todos los órdenes y todos los niveles.

Debo confesar que en 2009 pensé que el voto nulo era una opción y soñé, como en la novela de José Saramago, “Ensayo sobre la lucidez”, que una buena parte de los mexicanos lo haríamos y pondríamos contra la pared a los políticos y al sistema. No fue así. Y me di cuenta además de que los votos nulos lo que hacen en realidad es fortalecer al partido que tiene más voto duro que los demás, cosa que se logra vía compra de votos, corporativismo o promesa de chamba en las administraciones públicas, contratos o lo que sea, como ya hemos visto y sabido.

¿Qué más podemos hacer? Votar. Votar por el partido; votar por el candidato o la persona, como también se dice; esperar las tendencias en las encuestas ya más cercana la fecha de las elecciones para saber si ejerceremos lo que se conoce como voto útil, es decir, votar por el que tiene más posibilidades de desbancar al que no queremos; o votar simplemente por quien más nos lata. Eso sí, estoy segura que nadie en su sano juicio vota intencionalmente por el peor, de ahí que no esté de acuerdo con esa frase de que tenemos el gobierno que merecemos.

Alguno ganará, por el que votemos u otro, al fin y al cabo en México el diseño electoral permite que tres votos sean suficientes para que haya un ganador.

Sociedad civil

En este orden de ideas, llegamos por fin a la parte de los ciudadanos, de la sociedad civil, de todos ustedes y su servidora: Creo que todavía no tenemos del todo claro que debemos asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos integrantes de un país que aspira a vivir en democracia. No se trata sólo de pagar impuestos y de ir a votar, dos acciones del ciudadano ejemplar. Para como están las cosas en nuestro país, en nuestro estado y en nuestra ciudad, nos toca hacer mucho más. Hasta ahora los hemos dejado hacer y deshacer, nos indignamos, nos quejamos, pero no vamos más allá. Si se trata de arreglar algo en una oficina burocrática, o damos una “mordida” o recurrimos a algún conocido en estas prácticas que precisamente alimentan un sistema corrompido y anquilosado pero que no ha dejado de funcionar.

Estoy convencida de que cualquier cambio profundo y trascendente en México saldrá de la sociedad, no será de otra manera. Y no se trata de manifestaciones y revueltas violentas y generalmente reprimidas, mucho se ha dicho pero como que todavía no nos cae muy bien el 20, nosotros somos los patrones y díganme por favor, ustedes que son empresarios ¿Quién de ustedes deja el negocio en manos de los empleados, bajo el control de los empleados y se desentiende? ¿Quién se ocupa sólo de pagar las cuentas, nómina, insumos, mantenimiento y se olvida de los procesos productivos, de las ventas, la cobranza?

Bueno, pues la idea es que nos asumamos como patrones y demos las órdenes y las indicaciones precisas para que los políticos hagan lo que este extraordinario país necesita, este maravilloso Jalisco, esta hermosísima ciudad.

Nos toca molestarnos en denunciar pese a todo lo que ya sabemos. Y no únicamente hechos delictivos, también corrupción, negligencia, mal servicio. Aunque no queramos, hay que ir al Seguro Social para saber cómo se las gastan y cómo y en qué se gastan el dinero que puntualmente reciben de trabajadores y patrones. Hay que echar a andar a las instituciones paralizadas por los coyotes y por las mordidas, por los pequeños cotos de poder en cada dependencia que para todos nosotros son obstáculos aparentemente infranqueables. Y creo también que debemos atiborrar de cartas y correos electrónicos a todos los funcionarios; y estar informados de su proceder como munícipes (los regidores, salvo el primer edil, se mueven muy a gusto en su condición de bajo perfil), como legisladores, como gobernadores y, por supuesto, sobre el proceder y la conducta del Presidente de la República.

Hacer esto implica tiempo, dedicación, disciplina, esfuerzo, capacitación… exactamente lo mismo que empeñan ustedes y con ahínco, para el buen funcionamiento de sus fábricas y para el bienestar de sus trabajadores, sus fábricas, que son su patrimonio, producto de años de esfuerzo y sacrificio, empresas que estoy segura aman y cuidan y protegen porque saben de su valor para sus familias y las de sus empleados; negocios en los que no dudan en corregir procesos cuando las cosas no marchan bien y en donde buscan lo que se llama mejora continua. Empresas que han visto crecer y que probablemente llegue a ser el patrimonio de sus hijos y de sus nietos.

Así es, lo que les quiero decir es que México es empresa de todos, Jalisco es nuestra empresa, Guadalajara es nuestra empresa y nuestra casa ¿quién abandona su casa? ¿Quién tira basura en el piso de la sala?

Veámoslo así, sintámoslo así, recuperemos el amor por nuestra patria, por nuestra tierra… Ese amor y esa identidad que hemos permitido que nos quiten por la pésima conducta de la clase política. Seguramente han escuchado expresiones como: “es una porquería de país”, por decir lo menos, pero no es así, no es el país, no es la nación, la nación somos todos, es una clase política a la que hemos cedido el poder y nos hemos desentendido. Recuperemos ese poder, es nuestro, nos pertenece. Ustedes saben cómo hacerlo.

Muchas gracias


Laura Castro Golarte
Periodista

Guadalajara, Jalisco, 23 de febrero de 2012

* Conferencia impartida en la reunión mensual de socios de la Asociación de Fabricantes de Muebles de Jalisco, Afamjal.