miércoles, 27 de diciembre de 2017

Un mes

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Primero que todo quiero desear a los lectores que mañana, que será Nochebuena y el próximo lunes, Navidad, se la pasen lo mejor posible en compañía de sus seres queridos, de las personas que les importan y se recarguen de energía para enfrentar las situaciones complejas que se avecinan en nuestro país para lo que le queda este año y no se diga para el 2018 que viene.
La semana pasada comenté sobre la Ley de Seguridad Interior antes de que fuera publicada en el Diario Oficial de la Federación, cosa que sucedió este jueves. Había una leve esperanza de que la nueva ley fuera vetada por el Presidente, dada la presión de los organismos de la sociedad civil y de los organismos internacionales que han llamado la atención sobre su contenido y los artículos que implican riesgos contra los derechos humanos, pero no, se publicó y la postura presidencial es verdaderamente incalificable.
Si el Ejecutivo federal va a esperar a que sea la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que determine la constitucionalidad o no de la ley ¿entonces para qué la publicó? De hecho ¿para qué se inicia un marco legal sobre cuya constitucionalidad hay dudas? ¿No era un asunto que tocaba resolver a los redactores de la ley y, posteriormente, a quienes se supone la analizaron y aprobaron en el Congreso de la Unión? El mensaje es algo así: voy a publicar una ley que está mal hecha, pero lo haré para que el asunto se dirima en la máxima instancia jurisdiccional, mientras tanto, y aunque sea posible aplicarla, no lo haré.
Por supuesto hay una manipulación implícita (un intento) pero por favor ¿por qué hasta ahora? Después del periodo de discusiones y de expresiones de preocupación de defensores de derechos humanos nacionales e internacionales ¿por qué no se detuvo el proceso? Por eso resulta difícil creer que haya un dejo de sinceridad o de intenciones claras con respecto a la postura de esperar a que se alguien impugne porque, además, estaba el recurso del veto. En fin, esto es lo que hay. No sé por qué también pienso en cortina de humo aunque para la lo que generalmente tratan de distraer desde la clase política ya pasó todo, no sé, esa impresión me queda, el sospechosísimo pues.
El caso es que, efectivamente, queda un mes; y si algo bueno tiene la inoperancia y la ineficiencia de la clase política, es que ha contribuido a construir una sociedad civil activa y especializada en diferentes temas. Me emociona y es una razón para la esperanza, la conformación del colectivo Seguridad sin Guerra, cuyo sitio en internet vale la pena explorar y conocer a profundidad (https://www.seguridadsinguerra.org/).
A través de ese espacio es posible todavía escribir al Presidente para solicitar el veto y aunque la ley ya está publicada, puede servir como encuesta de inconformidad. Ponen a disposición de los ciudadanos las redes sociales presidenciales y además se incluyen los textos del conjunto de iniciativas relativas a la Seguridad interior así como un apartado en donde se analizan con un cuadro comparativo; enseguida se presentan videos con las opiniones de los expertos.
De pronto se nos juzga a los mexicanos por no actuar y se nos achaca que, por eso, tenemos el gobierno que merecemos. No es así. Hay una sociedad civil profesionalizada y especializada que se perfecciona gobierno tras gobierno, que trabaja por todos y que, aunque es difícil tomando en cuenta los obstáculos que constantemente impone la clase política, ha logrado cosas importantes por y para todos los mexicanos. Este colectivo, por ejemplo, frenó la aprobación de la Ley Reglamentaria del Artículo 29 Constitucional (se incluye el dictamen correspondiente en la página) que regulaba la suspensión de derechos y garantías “sin los controles adecuados”.
Hay un mundo de mexicanos trabajando por México y con frecuencia nos pasa inadvertido. Nos toca apoyar, reproducir, compartir, firmar, difundir, hablar, generar conciencia en nuestro entorno… es mucho lo que podemos hacer por todos y eso nos incluye.
Con todo el coraje que podamos sentir por “la simulación” que la no aplicación de la ley contempla, queda un mes para impugnar la ley.


Columna publicada en El Informador el sábado 23 de diciembre de 2017.

Nubarrones

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La guerra contra el crimen organizado que emprendió el panista Felipe Calderón en el sexenio pasado y que incrementó (la tendencia ha sido persistente por lo menos desde el sexenio de Zedillo y no se diga con Vicente Fox) la presencia del Ejército en todo el territorio nacional, tiene ya un sustento legal, como habían estado exigiendo representantes de las Fuerzas Armadas.
A raíz de la “estrategia” de Calderón el papel que ha jugado el Ejército en la lucha contra el crimen organizado ha generado conflictos severos, rechazo social, la observación y las recomendaciones de organismos naciones e internacionales defensores de Derechos Humanos; no ha sido una medida popular ni adentro ni afuera.
Pues bueno, con la Ley de Seguridad Interior que se aprobó apenas ayer luego de que el Senado la regresara con algunos cambios a la Cámara Baja, aporta el marco legal para la militarización del país, uno de los cuestionamientos generalizados por parte de la sociedad civil organizada y por periodistas y analistas conocedores y preocupados por la puerta que se abre con esta ley.
Falta que el Presidente la publique pero todo pinta para que así sea en los próximos días, justo cuando los mexicanos nos disponíamos (ya no) a celebrar las fiestas decembrinas por lo menos en paz y sin preocupaciones.
Tanto el iniciador de la ley como el Congreso de la Unión, soslayaron advertencias y llamados de la ONU por ejemplo, que ha llamado la atención sobre los siguientes asuntos: una ley, para que proteja a todos sin excepción, debe ser clara y, entre otras cuestiones, describir con lujo de detalles los conceptos que incorpora. Seguridad interior, amenazas a la seguridad interior, riesgo a la seguridad interior y acciones de seguridad interior, entre los principales. ¿Cuál es el problema? Que las definiciones o descripciones quedan sujetas a las consideraciones de quien aplique la ley. En otras palabras: discrecionalidad, una de las características que NO debe tener una ley, porque la interpretación entonces, es libre, puede depender del humor la autoridad, de sus intereses.
En este orden de ideas, las Fuerzas Armadas, de considerar riesgos y amenazas, pueden actuar de manera autónoma.
Con esta ley, la autoridad civil queda sometida al mando militar en todo el país. Por otra parte, el articulado previsto para la rendición de cuentas no la garantiza y algo más: “La Ley no contempla mecanismos de rendición de cuentas sobre el avance de la implementación de las medidas previstas en la Declaratoria de Protección a la Seguridad Interior dirigidas a las autoridades estatales que la hubieran solicitado, privando a los poderes estatales de información de gran trascendencia sobre lo que sucede en su territorio  y en su ámbito de competencia, e incluso sobre un instrumento que les generará obligaciones”. Este punto me remitió de inmediato (no sé por qué) a la muy reciente disposición de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, dada a conocer por el vicepresidente, en el sentido que “los mandatarios locales opositores que se pasen de la raya deberán ser puestos inmediatamente a la orden de la justicia”.
Otras preocupaciones de los organismos defensores de Derechos Humanos son las siguientes: no se incluyen políticas para fortalecer a las instituciones porque si las Fuerzas Armadas toman el mando, las instituciones estatales creadas con fines de seguridad, no mejorarán sus procesos. Para qué.
Además de que la redacción no es congruente con la constitucional respecto a la promoción, respeto, protección y garantía de los derechos humanos, también se afecta la protesta social porque, como en otros aspectos, queda sujeta a la discrecionalidad de los mandos responsables de aplicar la ley.
Bueno, la información es abundante y está al alcance de todos vía internet. Como siempre invito en estos casos, por lo menos hay que estar informados, profundizar en los temas y que no nos encuentren desprevenidos.

Con todo y eso, los tiempos que se avecinan son oscuros, cubiertos de nubarrones, en los que además, por si fuera poco, a los problemas laborales, los bajos sueldos, el encarecimiento descontrolado de productos básicos, las injusticias y otras cuestiones que venimos arrastrando, le va a reglar arresto domiciliario a Elba Esther Gordillo. Nubarrones, tormentas, tiempos oscuros, justo antes de la Navidad y del año electoral que estará cargado con millones y millones de spots que nadie quiere escuchar ver ni escuchar.

Columna publicada en El Informador el sábado 16 de diciembre de 2017.

Tenemos tiempo

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

¿Será posible? ¿No se supone que habíamos superado las prácticas autoritarias y dictatoriales? ¿Que la democracia había adquirido carta de residencia? ¿Que simplemente se trataba de perfeccionar y consolidar? Una vez más, nuestro sistema político electoral queda en evidencia con las prácticas que le conocemos tan bien al PRI y al más puro y viejo estilo el “dedazo” hace su aparición en escena.
Lo peor de todo es que amplios sectores de la sociedad se tragan el cuento. No los juzgo. Lo he dicho y escrito en otras ocasiones: el sistema está diseñado para mantener a las mayorías en pobreza y pobreza extrema y sin educación o con educación de pésima calidad. En un entorno así no se genera conciencia y es fácil “convencer” con tarjetas de cien o de quinientos pesos y también infundiendo miedo. Lo tienen tan probado y con tal éxito, que ahora se regresa a los tiempos del cinismo y la desfachatez con un dedazo vil y vulgar.
A quienes de pronto sí juzgo son a los que, desde ambientes hasta cierto punto privilegiados, repiten el discurso inventado por el mismo sistema de: no-importa-el-partido-sino-las-personas o el-candidato-es-lo-que-cuenta y aberraciones por el estilo, con todo y que está más que probado que el sistema es el mismo, no ha cambiado ni siquiera con la alternancia, una de las mayores farsas de nuestra historia reciente.
Tenemos tiempo de aquí a las elecciones de 2018 para cambiar las cosas. Para cambiar nosotros mismos nuestras percepciones, pararnos desde otro sitio y ser capaces de detectar las malas intenciones, la manipulación, la tergiversación de dichos y hechos de los otros. De despertar pues, en otras palabras.
Tenemos tiempo para estar atentos a personas y procesos y con calma y hasta con frialdad, tomar las mejores decisiones que de verdad signifiquen mejores condiciones de vida para los mexicanos.
Sé que no es la primera vez que lo digo y que hasta ahora no ha funcionado, pero creo en que hay que insistir, en no podemos ni debemos cansarnos, no quitar el dedo del renglón y volver a intentarlo. El poder es un asunto complejo. Los mejores intencionados terminan absorbidos por él y cooptados por el sistema. Y hablo de México y el mundo. Una vez instalados, cobijados por la buena vida y un sistema que los sobreprotege, entonces la sociedad deja de estar en el foco de sus intereses y la soberbia y la mezquindad campean. Las necesidades sociales son algo hasta estorboso y no se nos ocurra a periodistas y ciudadanos hacer la más leve crítica porque entonces viene la intolerancia y las descalificaciones de quienes considerábamos eran las mejores opciones en el espectro electoral.
Es muy difícil, desde adentro (seguro habrá quienes lo hayan intentado, sin éxito hasta ahora) y no se diga desde afuera, pero no queda otra. Hay que seguir y tenemos tiempo. Apenas se van definiendo candidatos y mientras no modifiquemos radicalmente el sistema es lo que hay. Es una vergüenza pero es lo que tenemos; y de pronto parece un callejón sin salida pero llegará el día, porque además hay generaciones de jóvenes que verdaderamente alimentan esperanzas de que es posible y de que sucederá más temprano que tarde.

No merecemos este gobierno. Nadie vota conscientemente por el peor y constantemente desde diferentes trincheras se señalan errores y omisiones, hay marchas, manifiestos, expresiones de descontento, ideas y propuestas concretas desde la academia. A muchos nos agobia la impotencia pero hay que insistir, México es un país de gente trabajadora y noble; gente pacífica que merece un mejor futuro, una realidad distinta; merecemos vivir en paz, con justicia, con ingresos suficientes para la satisfacción de las necesidades y no mínimamente, bien; con buenos trabajos y buenos sueldos; con acceso a una buena educación, a salud, a recreación; a sistemas de transporte y de disposición de desechos sólidos modernos; con seguridad para nosotros y para nuestros hijos; merecemos una sociedad con oportunidades, en donde sea posible albergar proyectos personales y familiares realizables; en donde la desigualdad se abata paulatina y constantemente y entonces sí nos sintamos cómodos con una democracia real y efectiva. Es posible y estamos a tiempo.

Columna publicada en El Informador el sábado 9 de diciembre de 2017.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Transporte y basura IV

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Hasta aquí llego con la serie de artículos sobre el transporte y la disposición de desechos sólidos en lo que conocí de Europa; no es exhaustivo pero es producto de la observación y de algunas preguntas. Y tomé estos dos aspectos porque son básicos de la vida cotidiana y porque en México, en general, y en Guadalajara, en particular, acusan múltiples deficiencias a pesar de todos los viajes que han hecho los políticos dizque para tomar ideas, hasta ahora, para nada.
Además, político que entra político que cambia las cosas y ahí se la llevan en lugar de tener una entidad administrativa central que funcione independientemente del partido al que pertenezca el gobernante en turno. Así, los ciudadanos tendríamos la garantía, por lo menos, de que los vaivenes electorales no afectarían el devenir del país, de las ciudades, de los municipios, en temas que inciden directamente en los niveles de calidad de vida. A ver hasta cuándo pues.
Venegono Superiore: es un pueblo ubicado en el norte de Italia, en Lombardía y el manejo de desechos sólidos es ejemplar. Se cobra una cuota anual que se puede pagar en cómodas mensualidades o en una sola exhibición (más o menos como se paga el agua en Guadalajara) y se calcula con base en los metros cuadrados de la vivienda (superficie construida), no en la cantidad de personas que ahí viven. Así, cobran 0.75 euros por metro cuadrado, es decir, alrededor de 16.50 pesos (tipo de cambio: 22 pesos por un euro). Ejemplo: por la disposición de desechos de una vivienda de interés social con una superficie de 85 metros cuadrados, se tendrían que pagar alrededor de mil 400 pesos anuales o 116 pesos al mes, más o menos.
Cuando se cubre el costo o se define cómo será el pago, el ayuntamiento entrega a cada ciudadano tres rollos de bolsas calculadas para que sean suficientes para todo el año ¡y también los botes! Son de diferentes colores. Para el plástico, se usa una especie de tijera o pinza grande en donde se cuelga la bolsa.
Un rollo es de bolsas hechas con subproductos de maíz, aunque parece de plástico, biodegradables totalmente, amarillitas, para tirar los desechos orgánicos que van en un botecito café.
Las bolsas para los desechos sanitarios (aquí sí hay de manera específica, en italiano se identifica como secco) son grises y para el plástico también son de un color amarillo pálido.
Se entrega además el calendario anual en donde se indican los días precisos en que pasarán a recoger la basura: ocho veces al mes se recogen los desechos orgánicos; dos veces al mes, papel y cartón, plástico y vidrios y latas, aunque en diferentes días; sanitario o secco, cuatro veces al mes.
Hojarasca, ramas y material orgánico de esa naturaleza (desechos de jardinería, arbolitos de Navidad), el ciudadano debe llevarlo a la “plataforma ecológica” que tiene dispuesta el ayuntamiento y que no es otra cosa que el basurero municipal. Los desechos sanitarios se incineran. Claro que esto se refiere a la basura doméstica, hay otras disposiciones y reglas para los desechos de hospitales, clínicas y consultorios así como para desechos tóxicos y peligrosos o de diferentes industrias.
Si acaso al ciudadano se le terminan sus bolsas antes de que concluya el año, debe ir al ayuntamiento por más. Hay unas maquinitas expendedoras, se echan las monedas y listo. Si el ciudadano usa otro tipo de bolsas el ayuntamiento no recoge la basura, así de sencillo.
Y hay contenedores más grandes, como ya había comentado en la columna anterior para desechos secos, voluminosos y biodegradables. Aunque se entrega un bote para el vidrio y las latas (son verdes y grandes), hay contenedores en diferentes puntos de la ciudad, también para madera por ejemplo. El vidrio en Europa es un desecho cotidiano por el consumo de vino y porque se ha ido sustituyendo el plástico por vidrio para recipientes de comida: aceitunas, jitomate en diferentes presentaciones, aceite de oliva, alcachofas encurtidas entre muchísimos otros.
Me parece un sistema totalmente viable que se puede adaptar sin grandes modificaciones para su implementación en una ciudad como Guadalajara, en la misma Ciudad de México o donde sea. Es inteligente, está bien diseñado y sin mayores aspavientos la gente paga y cumple porque no hay de otra, si no es así, no se recoge la basura y punto. Las sanciones para quien no lo haga o para quien tire la basura donde no debe, penales y en euros.
Son los costos por vivir en un sistema capitalista defectuoso y hay que pagarlos. De verdad, ojalá esta información sirva para que las autoridades municipales se pongan a trabajar en lugar de andar con polémicas y pleitos innecesarios que sólo dejan en evidencia que el poder transforma y para mal.


Columna publicada en El Informador el sábado 2 de diciembre de 2017.

Transporte y basura III

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Esta es la penúltima columna de la serie ahora con comentarios relativos a la disposición de desechos sólidos en las ciudades que he conocido en Europa, pero antes, me faltó decir que en los autobuses de transporte público de Madrid hay wi fi, digo, por si no fueran ya muchas las bondades. Seguramente no es perfecto. Los madrileños le encontrarán defectos, especialmente si son quisquillosos, pero el sistema funciona muy bien, es eficiente, reduce costos, molestias y tiempos. Ojalá, algún día.
La basura: Así como con el transporte hay diferencias en los manejos y administraciones de una ciudad a otra, de un país a otro, sucede lo mismo con la basura. En general, en todas las ciudades se separa la basura. Por lo general son tres disposiciones distintas para la basura de todos los días, por llamarla de alguna manera; y tres más para basura que se genera cada semana o cada mes. En las casas se dispone de dos o tres botes de basura para desechos orgánicos, desechos inorgánicos reciclables y desechos inorgánicos no reciclables. Curiosamente, no hay una clasificación para desechos sanitarios como sí hay en México, en Guadalajara específicamente, aunque eso tiene que ver con las características de los papeles que se usan y los sistemas de tratamiento. Ni en las ciudades de España ni en las de Italia que conocí, tienen algún contenedor para desechos sanitarios, eso todo se va por el retrete.
Los otros tres son recipientes o contenedores para tirar vidrio, papel y cartón; y en algunos casos, madera y textiles por ejemplo.
No es perfecto. En Madrid, durante cinco días se dejó un montón de escombros y hasta un escusado en una esquina, nada menos y nada más que frente al Palacio de Liria, el del Duque de Alba. Y a una cuadra de ahí se encuentran los contenedores más grandes para los tres tipos de desechos que no son de todos los días y que en un momento dado se pueden almacenar en las casas sin que huelan o se descompongan.
Esta basura estuvo cuatro días ahí. Es la banqueta frente al Palacio de Liria en Madrid.

Todos los días se tira basura pero se alternan orgánica e inorgánica.  En Madrid, Sevilla y Bilbao, las personas tiran la basura en contenedores pequeños que se dejan en las banquetas y son los botes los que tienen diferentes colores de acuerdo al tipo de basura; y los camiones pasan en la madrugada temprano, como entre cuatro y cinco de la mañana a recoger los desechos.
En Sevilla vi algo que me dejó maravillada y hasta le tomé video a ver cómo lo puedo compartir después pero por lo pronto trataré de describir: hay sobre las banquetas botes pequeños de basura, digamos como los del centro de Guadalajara, quizá un poco más grandes y están fijos en el pavimento; a la medianoche pasan unas grúas que levantan el bote y es como si el recipiente fuera una especie de agarradera de un contenedor subterráneo, cinco o seis veces más grande y que capta los desechos orgánicos e inorgánicos de los transeúntes. No ocupa mayor espacio en la superficie y esa caja enorme se vacía en los compartimientos del camión que son dos, uno para cada tipo de basura; y luego se regresa a su lugar, oculto a la vista. Genial. En las calles que son angostas, se entresacaron unos espacios para tener ahí los botes de la basura que se tira todos los días, con la idea de que no estorben ni al parque vehicular, ni a los peatones. Y también en la noche, sobre todo en las zonas peatonales, pasan barredoras, carritos y personal con mangueras haciendo una limpieza exhaustiva de las calles y las banquetas.

El video está muy pesado, me dice Blogger pero aquí está una foto del contenedor y del hueco, creo que se aprecia bien. Esto es en Sevilla.

Me falta describir el sistema de disposición de desechos sólidos en Venegono Superiore (Lombardía), le dedicaré la siguiente columna ya para cerrar esta serie, pero ojalá esta información sirva de algo.

Es cuestión, reitero una vez más, de voluntad, de ganas de hacer las cosas bien, de buscar y encontrar soluciones de fondo; aunque también creo que en la medida en que como ciudadanos conozcamos otras maneras de disponer la basura y otros sistemas de transporte, tendremos más y mejores herramientas para exigir a las autoridades que hagan su trabajo con mejores resultados que los que tenemos hasta ahora.

Esta columna se publicó en El Informador el sábado 25 de noviembre de 2017.

Transporte y basura II

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Parece un contrasentido la ineficiencia del transporte público en Guadalajara cuando estamos  inmersos en un sistema capitalista que privilegia la producción, la productividad, la reducción de costos, el comercio, los controles de calidad y cosas por el estilo. Las políticas gubernamentales están enfocadas en ese sentido pero al mismo tiempo acumulan contradicciones que no me explico.
El problema del transporte en Guadalajara es añejo y muy complejo. Gobierno tras gobierno, sin que la alternancia haya significado un cambio a favor de los usuarios (de los transportistas y los políticos sin duda sí), se han dejado pasar los vicios y las prácticas corruptas y perversas que nos tienen con un transporte insuficiente y deficiente con pegostes disque progresistas que no han hecho sino complicar aún más la movilidad en la ciudad.
Sí, la Línea 3 del Tren Ligero… yupi. Pues bueno. Desde fines de los años 80 se tenían diseñadas las ocho líneas que cruzarían la zona metropolitana con la idea de cubrir todos los puntos cardinales ¡hace casi 30 años! Y vamos por la tercera línea cuando los planes contemplaban disponer ya del sistema completo, seguramente en adaptación e incremento constante, antes de que terminara el siglo XX.
Somos testigos de que no ha sido así y víctimas por supuesto. Padecemos un transporte público mal organizado, con unidades en pésimas condiciones que generan costos a trabajadores y empresarios; un transporte tan malo que es la motivación ideal para comprar auto y por eso el parque vehicular en la ZMG es tan grande; empresas de transporte que se corrigen por un tiempo y luego empiezan a ejercer presión para conseguir aumento en la tarifa; lo logran y después vuelven a las andadas. Los cambios benéficos han sido mínimos y tan espaciados en el tiempo que pronto se diluyen o ni se notan dada la masificación de su uso.
Se requiere alguien con voluntad y visión de futuro para emprender una tarea titánica y resolver el asunto del transporte en Guadalajara sin egoísmo, con generosidad y con la idea de gestionar y mover lo que haya que mover para ahora sí dar a la capital de Jalisco el transporte que merecemos. Guadalajara es una ciudad para metro y con estos componentes, me refiero a voluntad y visión, en algún miembro de la clase en el poder, sería posible. Es posible, siempre es posible. A ver.
Los autobuses en las ciudades de Europa que he visitado tienen un sistema grabado sincronizado con cada parada y se anuncia cuál es la siguiente y con qué rutas coincide. Los asientos son cómodos e incluyentes. El autobús tiene un mecanismo para descender y facilitar el ascenso a las personas de la tercera edad o mujeres con carriolas o gente en silla de ruedas; hay asientos reservados para ancianos y personas con discapacidad; hay un espacio para colocar las maletas con un cinturón de seguridad para que la maleta no vaya de aquí para allá en el autobús. Tubos y respaldos acolchados para recargarse si no hay asientos disponibles y un espacio amplio, casi como un distribuidor, en el área de descenso. El chofer está en una cabina cerrada con cristales pero recibe pagos en efectivo (hay límite en la denominación de billetes, el máximo son cinco euros) y, por lo menos en Madrid, desde el primero de noviembre se introdujo una tarjeta multimodal que se recarga y es útil casi para todos los tipos de transporte. También hay un autobús que cada cinco minutos va al aeropuerto y conecta con zonas céntricas y con la estación de trenes de Atocha. Uf ¿qué más les puedo decir? Ahora sí que me muero de la envidia cada vez que me subo a una unidad.
Tarjeta multimodal, en vigor desde el 1 de noviembre de 2017 en Madrid.

En las paradas hay carteles con los trayectos de cada ruta que pasa por ahí y un letrero láser en donde se anuncian los minutos que tardará en pasar el siguiente autobús. Algunos tienen sonido y algunos no. También se informa ahí si es que hay algún embotellamiento (“atasco”) por accidente o manifestación para que quienes están en la parada sepan por qué se tarda tanto en pasar determinada ruta.
¿Cuánto cuesta? 1.50 euros, sí, son como 33 pesos dependiendo de la paridad, pero se llega seguro y a tiempo a donde quiera que vaya, salvo las cuestiones imprevistas que ya comenté. Un transporte así, tan bien conectado, tan eficiente, limpio, suficiente para llegar a cualquier punto de la ciudad y sus cercanías, lo vale. Lo pagaríamos con gusto y mucho más si nos aumentan el sueldo. Los trabajadores llegarán temprano a sus trabajos, de buen humor, producirán más, a los empresarios les irá mejor, incrementarán sus ventas y podrán aumentar los sueldos de sus trabajadores y sus ganancias, seguro alcanza para todo ¿será tan complicado?

(Continuará)

Columna publicada en El Informador el sábado 18 de noviembre de 2017.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Transporte y basura I

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Dicen que todas las comparaciones son odiosas y bueno, habría que matizar o, en todo caso, ir dejando de lado el cliché porque vía comparaciones responsables, sensatas, constructivas y sin ánimo de ofender, podríamos lograr grandes cosas.
Hasta donde sé, no hay estudios puntuales de los viajes al extranjero que han hecho nuestros gobernantes (pero son duda han sido muchísimos), del partido que sea, en los últimos 25 años, para conocer el sistema de transporte y el manejo de la basura con la intención de abrevar, de nutrirse de-ideas-avanzadas-y-de-vanguardia;-de-adaptar-los-mejores-sistemas-del-mundo-y-aplicarlos-en-nuestra-bella-Guadalajara-porque-la-ciudad-se-lo-merece-y- bla bla bla.
Dicho todo esto con jiribilla por supuesto porque resulta que he tenido la oportunidad de visitar algunas ciudades de España e Italia, a donde sé que gobernantes y empresarios mexicanos han viajado, entre ellos jaliscienses sin duda alguna, con los propósitos antes descritos. ¿Y? ¿Han servido de algo esas visitas de trabajo y de intercambio? ¿El gasto en viáticos gracias a los impuestos que pagamos ha valido la pena? ¿Desde cuándo --pido al lector que haga memoria-- sabemos de giras temáticas justamente para mejorar de manera específica disposición de desechos y transporte público? ¿Se nota en las calles de Guadalajara que aprendieron algo, que lo aplican bien? ¿Podemos decir que gracias a los sistemas que conocieron en Milán, Florencia, Roma, Madrid, Sevilla y Bilbao los tapatíos disfrutamos de programas de recolección de basura y de transporte público de primer mundo? ¡No!

Una de las estaciones del Metro de Bilbao. Fotografía: Laura Castro Golarte.
Ni siquiera podemos decir que nuestro sistema de transporte es tan bueno como el colombiano, a donde también se han hecho múltiples “giras de trabajo”, y si no se adapta bien la experiencia de un país que nos acompaña apenas en el grupo de los países emergentes (para que no se oiga tan feo lo de tercer mundo), pues cuantimenos (como diría mi abuelita) la de una nación avanzada. ¿Entonces para qué tanto viaje?
Lo cierto es que si en Guadalajara y en cualquier punto de nuestro país se hubieran copiado, así, vilmente copiado los sistemas de las ciudades que he citado, viviríamos mucho mejor. Todavía están a tiempo y no necesitan ni viajar, no vaya a ser que a Bilbao no hayan ido y les esté dando ideas para que sigan dándose la gran vida.
Todo esto es porque estoy maravillada con el transporte y con los sistemas de disposición de basura en lo que he conocido de Europa y al mismo tiempo indignada porque nada se ha aplicado en Guadalajara, para concentrarme en mi ciudad. Si acaso, el tipo de basurero (papelera) que hay en los postes y ya (y a veces con todo y la basura). De transporte nada, porque lo que tenemos en la Perla tapatía es un muestrario de formas de transporte (como dijo alguna vez, y coincido, el Arq. Óscar Ladrón de Guevara) y de todos no se hace uno.
Ni el transporte público ni el sistema para la disposición de basura son tan caros, ni complicados, ni barrocos mucho menos imposibles. Y a pesar de la delantera que nos lleva Europa en el desarrollo de la Humanidad, los sistemas de basura y de transporte modernos son más o menos contemporáneos y no es necesario formar parte del grupo del primer mundo para tener algo así. Para lo que se gasta en México, era para que nuestro país estuviera perfectamente comunicado de norte a sur y de este a oeste con trenes, vuelos económicos y prácticos, carreteras y marcos legales para garantizar seguridad y armonía; y en las ciudades: señalética homogénea, sistemas de pago unificados, redes de transporte conectadas: metro, tren, tranvía, tren ligero y autobús urbano e interurbano con líneas alimentadoras, rutas circulares, estacionamientos, reglamentos claros y prácticamente inviolables y voluntad e inteligencia. Las últimas dos se necesitan en altísimas dosis y vienen acompañadas de altura de miras, visión de futuro, generosidad, conciencia histórica y responsabilidad social. Nada más (tendrían que importar eso primero).
El transporte: como ciudad capital Madrid tiene un metro con 12 líneas que atraviesa toda la ciudad y conecta con más de nueve líneas de cercanías, una red que conduce a ciudades dormitorio; unas 200 rutas de autobús y un macrobús que va por La Castellana y el Paseo del Prado de punta a punta.
Es capital y por eso, muy bien. Bueno, pues Sevilla y Bilbao tienen metro también. El de Sevilla no fue posible introducirlo en la zona histórica y entonces discurrieron poner un tranvía que parece cápsula futurista y el de Bilbao ha ganado premios internacionales por funcionalidad, destreza ingenieril y diseño.
Ya basta de viajes ¡a trabajar hombre! Aunque no haya réditos electorales por favor, lo merecemos. (Continuará).

Columna publicada en El Informador el sábado 11 de noviembre de 2017.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Escandalosos

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Comentaré hoy dos asuntos sobre los que me llama la atención Jaime Tamayo luego de que vi su intervención en Báscula La otra versión de C7 (además no me lo pierdo y lo recomiendo ampliamente): el caso de Santiago Nieto y el informe reciente de la CEPAL y la OIT sobre los salarios en América Latina.
Ambos asuntos me parecen escandalosos y creo que ya es hora de que se rompa el patrón que normalmente se sigue en México y que por lo general aceptamos, de que nos indignamos y despotricamos los primeros días, luego la vida nos llama y volvemos a la rutina con un coraje soterrado más que se acumula en nuestro interior. Y así, hasta el siguiente escándalo.
¿Qué tendría que pasar para que fuera diferente? En primer lugar, Santiago Nieto, ahora ex titular de la Fepade (Fiscalía Especializada en Delitos Electorales), debería seguir en su cargo investigando las denuncias, por lo menos tres, que señalan a Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, como el operador de Enrique Peña Nieto que presuntamente recibió 10 millones de dólares para la campaña presidencial a cambio de concesiones claro está, de facilidades para operar en México de la empresa Odebrecht, cuyo modus operandi es un escándalo internacional y alcanza a altos funcionarios no sólo de nuestro país.
Lo normal sería eso, que la investigación siguiera su curso, esperar los resultados, aceptarlos y actuar en consecuencia; y los mexicanos deberíamos tener plena confianza en que las instituciones de las que tanto habla el presidente funcionan, están al servicio de la sociedad que las mantiene y en que se hará justicia.
Esto sucede en otros países y no tendría por qué México ser la excepción ¿qué tendríamos que hacer para cambiar las cosas? Por lo menos insistir, difundir hasta donde se pueda lo que ha pasado que es irregular por donde se le vea; no acostumbrarnos, no dejarlo pasar por cansancio, porque por lo general no pasa nada. Es seguro que algo anda mal para que Nieto, que quería regresar a su puesto haya renunciado a tal pretensión; algo pasó para que en el Senado le dieran carpetazo, se largaran de vacaciones como si nada y citaran para el martes 7 de noviembre para nombrar al sustituto de Nieto. Qué fácil y qué cómodo. Algo pasó y no puedo sino sospechar de operaciones oscuras.
Y el segundo tema no debería ser tema. ¿No salen a cada rato los políticos a decir que México está en los cuernos de la luna? ¿que aumentaron los niveles salariales después de décadas? ¿que vivimos mejor gracias a ellos? ¿que México es líder en esto y lo otro y lo otro? ¿qué vivimos Casi en el Paraíso (¿recuerdan a Luis Spota?)?
Bueno, pues por si no lo viviéramos en carne propia día con día, de 2016 a 2017 los salarios en México ¡bajaron! Y también en Perú. Sólo en estos dos países de la región, según el estudio citado y del que anexo aquí la liga (CEPAL). (Encontré otro estudio y aquí dejo la liga también OIT).
No es mentira ni hay que agregar “presuntamente”. Son estudios que se hacen con periodicidad, con herramientas claras y transparentes, se trata de organismos internacionales apartidistas y les creo, no como un acto de fe, sino porque la realidad comprueba punto por punto el contenido de tales informes.
No es la primera vez que lo digo. Recientemente cité al líder sindical de Canadá, Jerry Dias, porque señaló con acritud algo que he venido diciendo desde hace tiempo: en México se mantiene a la gente pobre deliberadamente. Y no se hable de incrementos salariales extraordinarios porque los empresarios ponen el grito en el cielo. ¿De qué manera se les puede hacer entender que con mejores salarios se reactivaría en niveles insospechados el mercado interno? ¿que nos iría mejor a todos? ¿que viviríamos mejor y estaríamos más contentos? ¿que además de trabajar muchas horas como ya lo hacemos, aumentarían los niveles de productividad? ¿que se generaría un círculo virtuoso y los empresarios no verían mermados sus ingresos?
Es escandaloso el caso de Nieto y es escandaloso el nivel salarial en México, el de las mayorías claro está. Urge poner remedio, es cosa de voluntad. Hay que romper patrones, a todos nos conviene.

Columna publicada en El Informador el sábado 4 de noviembre de 2017.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Crisis e incertidumbre en España

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Son tiempos difíciles en España, complicados, complejos, vertiginosos y para muchos de una gran tristeza, para otros de coraje y para otros de alegría. Los contrastes a la orden del día.
Desde el 1 de octubre, desde antes, pero especialmente a partir de esa fecha, España no ha encontrado paz ni sosiego y el tema de la independencia de Cataluña está en todos los cafés, en el transporte, en las calles, en las reuniones formales e informales, en las casas, en todos lados. Hay familias divididas, los españoles en general lo están y los catalanes también. En comentarios anteriores he hablado sobre esto y además sobre la obnubilación que causa la radicalización de las posturas.
A un mes casi del primer domingo de octubre y después de una semana de mensajes contradictorios y de silencio, sobre todo silencio, por un lado, el Parlament de la Generalitat decide declarar la independencia de España y constituirse en República de Cataluña; y, por otro, el Gobierno que encabeza Mariano Rajoy logra que el Senado autorice la aplicación del artículo 155 en Cataluña.
Imposible, a unas horas de los anuncios, saber qué va a pasar y por el momento no hay nadie que explique cómo se aplicarán las medidas que son: disolución del Parlament de Cataluña; cese de todo el gobierno de la Generalitat, absolutamente todos los funcionarios y convocatoria a elecciones autonómicas para el 21 de diciembre próximo.
Las reacciones en la Unión Europea y en Estados Unidos particularmente, son a favor del Gobierno español y se apela desde hace días como ahora, a la legalidad. En un mensaje de Twitter Mariano Rajoy, quien además emitió un discurso que ojalá hubiera pronunciado mucho antes, apelando a la generosidad y dejando de lado mezquindad y egoísmo, pidió tranquilidad a los españoles porque “el Estado de derecho restaurará la legalidad en Cataluña”.
Apelar a las leyes y ensalzar el Estado de derecho siempre es políticamente correcto y estoy de acuerdo con eso, sin embargo, también sabemos quienes vivimos en democracias defectuosas y pervertidas, que quienes tienen el poder de hacer y aprobar y/o rechazar leyes con frecuencia lo hacen pensando en intereses de partido y no de los representados, no de la gente.
A lo que voy es a que las leyes no son perfectas y que si había una determinación del gobierno catalán de someter la independencia a votación entre los catalanes, se debió allanar el camino y revisar las leyes correspondientes para que todo se diera en un marco de legalidad y democracia sin desgarre de vestiduras ni aspavientos.
No fue así y el referéndum pronto se declaró ilegal; sobre esa base ya vulnerable siguió el proceso, se registró la violencia lamentable que conocemos y se llevó a los españoles a los extremos de ambas posturas y, por ende, a la radicalización, la violencia verbal y la división.
Una diputada catalana habló sobre el daño que se está haciendo a Cataluña en este contexto en el que el ejercicio de la política, es decir, el diálogo, la negociación, la búsqueda de acuerdos no han sido las herramientas preferidas de ninguno de los dos grandes actores en este asunto.
Los siguientes días serán decisivos para saber exactamente lo que sucederá; reitero, de momento nadie habla de cómo será la aplicación del 155 y, ya en términos prácticos, de las tres medidas anunciadas ayer por Rajoy.
Puedo imaginar el temor y la incertidumbre en los catalanes, por ejemplo, en los que son empleados de la administración pública de la Generalitat, de los burócratas pues; y de los catalanes en general con respecto al funcionamiento de esa administración; y también sobre la economía, las consecuencias de la salida de más de mil 500 empresas presionadas por el Gobierno de Rajoy y sus efectos contra los catalanes independentistas o no; la prestación de servicios, la educación pública, la seguridad, en fin.

De verdad, ojalá que prive la prudencia, que se privilegien los valores democráticos auténticos, que se revise el marco legal y si es preciso que se cambie. Que los políticos, más allá de dientes para afuera, dejen de lado el interés partidista y aporten voluntad y talento (espero que no sea mucho pedir) en la superación de esta crisis, una de las más profundas por las que ha atravesado España desde el fin de la dictadura y el inicio de gobiernos democráticos.

Columna publicada en El Informador el sábado 28 de octubre de 2017.

Muy sencillo

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Lo más fácil para no hacer nada, desde el gobierno, es echarnos la culpa de todo, incluida la corrupción. Y como nos sentimos culpables, después ya nadie dice nada mientras la corrupción continúa, crece, empeora y se afianza.
Con ese cuento que nos vendieron tan bien de que la corrupción somos todos, en realidad, fíjense bien lo que voy a decir, la han propiciado; hemos caído en el juego y como para muchos es más fácil dar una “mordida” que perder todo un día en el pago de la multa, pues ya está, se cierra el círculo y nada qué hacer.
¿Por qué existe la “mordida”, “cochupo”, dádiva o soborno? Porque las instituciones, esas que desde que me acuerdo están tratando de fortalecer, otra vez esta semana para no ir muy lejos, no funcionan. Porque la burocracia es un mazacote insondable cuya ineficiencia e inoperancia no hace sino generar costos a la sociedad.
Hace muchos años el empresario Arturo Márquez lo explicó con tal claridad que no lo he olvidado; lo grave es que el problema persiste como si fuera ayer y nadie, de ningún partido, ha hecho nada por empezar a atacar este cáncer de fondo, para erradicarlo. Ninguno, pero ninguno ha tenido los tamaños para entrarle porque siempre hay un cálculo electoral y la burocracia vende caro sus votos. Y ya.
Entonces, que venga el señor Presidente a decir que es un asunto cultural y que también ahí está la gente colgada del cable con los diablitos, no tiene nombre pero voy a intentar hacer una descripción: es el reflejo inobjetable de la falta de sensibilidad y de la distancia como de aquí a la Luna o más allá, entre la clase gobernante y la población.
A ver. ¿Quiénes se roban la luz? No justifico a quienes lo hacen de ninguna manera pero no estaría de más hacer un análisis y revisar la situación económica de las personas que incurren esa actitud tan reprobable. ¿Por qué se la roban? No dudo que haya vivales, siempre hay y en todo el mundo, pero por lo general quienes se roban la luz es porque no tienen servicio o porque no lo pueden pagar; y si no lo pueden pagar es porque viven en la pobreza; no tienen trabajo o ganan muy poquito. En lugar de echar culpas y señalar que “la gente también” ¿por qué no se ponen a trabajar en soluciones de fondo para erradicar la pobreza, la mala educación, los pésimos servicios de salud y mejorar el funcionamiento de la burocracia?
Los impuestos que pagamos alcanzan para pagar a un aparato gigante y obeso que dizque adelgazó y fue reestructurado, se vendieron empresas paraestatales también cuando Salinas ¿se acuerdan? ¿Y? Lo que se vendió fue o es monopolio y las “instituciones” que se conservan siguen en la inoperancia total. ¿O qué sí funciona?
El día en que sea fácil pagar una multa, es más probable que no se ofrezca mordida al agente de tránsito; y si el agente tiene un buen sueldo (porque ahí también está el problema, en las diferencias salariales entre la burocracia de abajo y la dorada) no la va a aceptar y mucho menos a pedir. Y así con todo, en realidad es sencillo, pero nadie lo quiere ver. El sistema es cómodo para los que están más arriba y para la gente es una solución que impide retrasos, más costos, pérdida de tiempo, corajes y frustración. Esto es lo que se tiene que resolver cuanto antes y le toca a quienes viven de nuestros impuestos.
Les toca poner orden en el funcionamiento de la burocracia y no lo hacen, nunca lo han hecho; los intentos hasta ahora son de risa y, si acaso, duran un trienio o un sexenio y quién sabe, se me hace mucho.
¿Qué vemos corrupción detrás de todo lo que sucede? ¿Por qué será? ¿Y cómo es que todos? ¿Cómo es que el Presidente puede generalizar con respecto a algo que para él es falso o una exageración?
Simple y sencillamente no hay voluntad ni valentía en la cabeza de ninguna administración pública (federal, estatal y municipal) para enfrentarse a sindicatos, cotos de poder, intereses añejos. Y que ni digan que les preocupa que haya paros y esas cosas, lo que les preocupa es que no llevarán a todo su gremio a votar por ellos. Es una mezquindad descomunal y del mismo tamaño la cobardía, de todos los integrantes de la clase política.
Sueño con el surgimiento de líderes que efectivamente antepongan el interés general al personal y las cosas funcionen en México, en Jalisco, en Guadalajara: la luz, el servicio de transporte, la infraestructura vial; el sistema educativo y el de salud; la recolección de basura y a disposición responsable de los desechos; que todos ganemos bien y estemos contentos con nuestros trabajos. Muy sencillo.

Columna publicada en El Informador el sábado 21 de octubre de 2017.


domingo, 15 de octubre de 2017

Emergencia

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Emergencia

Hace una semana más o menos se anunció oficialmente la conclusión de la búsqueda de cuerpos en las zonas devastadas por los sismos en la Ciudad de México y el inicio de la reconstrucción. A partir de esto se ha incrementado en redes sociales y a través de mensajes de WhatsApp, el reclamo directo al Presidente Enrique Peña Nieto sobre todo por dos “propuestas” que dejan en evidencia una vez más, el manejo ineficiente de la situación --por decir lo menos--, la falta de ideas, de iniciativas significativas para salir de la emergencia y la ausencia de disposición que bien se podría interpretar como mezquindad y comprensión real de lo que está pasando.
Las dos “propuestas” de seguro las conocen pero vale la pena retomarlas para no perderlas de vista ni por un instante: microcréditos y organización en “tandas” con un “apoyo” de 120 mil pesos para “construir” una vivienda digna y suficiente de dos recámaras.
Si de por sí el gobierno estuvo ausente en el inicio muy probablemente apabullado por las acciones ciudadanas que no esperaron a ver con qué ocurrencia salían el Gobierno federal y el de la Ciudad de México, ahora, con una displicencia y desfachatez se plantean créditos (así como para que los damnificados queden endeudados por varios años) y tandas para construir cada por casa con 120 mil pesos. Qué bárbaros, se exceden con tal nivel de generosidad (sarcasmo). ¿Alguien se acuerda del costo de la Casa Blanca? ¿La que dizque “compró” la esposa del Presidente con “sus ahorros”? Bueno, en un cálculo moderado se informó que se compró en 54 millones de pesos, claro que con más de dos habitaciones. Esa cantidad alcanzaría para 450 viviendas de 120 mil pesos cada una. Es clara la minusvaloración de la realidad de los mexicanos, particularmente de los afectados ahora por los sismos.
Con este cuento neoliberal de no regalar, bueno, a los afectados que perdieron sus casas por deficiencias en la construcción, porque las empresas constructoras no cumplieron con los requisitos y sí obtuvieron los permisos correspondientes de la autoridad, se les propone endeudarse, pero además ni siquiera es propuesta: “es lo que hay”.
A propósito de estas genialidades se está convocando a través de redes a una marcha que se espera sea multitudinaria para el próximo 21 de octubre. La lista de donativos es larga y la cantidad total multimillonaria. Nada más Google y Facebook donaron dos millones de dólares; más otros millones donados por empresarios mexicanos y extranjeros, por gobiernos de otros países y los donativos valiosos y significativos de las comunidades de mexicanos en diferentes naciones. No es posible que se estén planteando créditos ni tandas. La reconstrucción debe cargarse a la cuenta de los donativos que se siguen recibiendo y al presupuesto previsto para situaciones de emergencia, el Fonden. Es fundamental que antes de tomar cualquier decisión se transparenten los recursos recibidos y también debe ser más claro que el agua de un manantial virgen, el destino que se dará a cada peso. Nada de que a “Chuchita la bolsearon”.
Hace cinco días hubo un concierto en el Zócalo de la Ciudad de México, #EstamosUnidosMexicanos, en el que participaron cantantes que desde el primer momento se organizaron para captar recursos y hacerlos llegar directamente y no a través del gobierno. Se promovió la donación a #LoveArmyMexico y se reconoció, primero, la fortaleza y la solidaridad del pueblo mexicano que no esperó a la autoridad de ningún tipo para actuar de inmediato y salvar gente; segundo: se criticó la inacción del gobierno, su ausencia, su pasividad; tercero: se promovió la necesidad de permanecer juntos y de votar por “gente decente”, de no permitir ningún abuso más, de propiciar los cambios desde la gente y no dar marcha atrás.
La fuerza de la que somos capaces cuando estamos juntos quedó más que en evidencia y es a lo que desde el poder  se le tiene más miedo. Seguramente por eso se criticó y descalificó el concierto. Lo he visto en partes, pero los toques de trompeta y el himno nacional con el puño en alto me emocionaron hasta las lágrimas. Es posible, hay que impedir la división entre nosotros a toda costa. Los políticos ya están haciendo cálculos con el ingrediente del sismo.
Ya basta. La emergencia no ha terminado, urge mantener la unidad y la claridad para que las cosas cambien en México a favor de los mexicanos.


Columna publicada en El Informador el sábado 14 de octubre de 2017.

Fe de erratas: en el artículo que se publicó en El Informador dice: "...450 mil viviendas", debe decir: "450 viviendas", aquí ya está corregido.

Obnubilación

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Cuando las posturas llegan a los extremos y se arraigan, lo que sigue es un efecto de obnubilación de quienes se ubican de uno y de otro lado. No hay margen para el diálogo, no hay manera. Quienes están así, instalados en sus “convicciones” o en sus “ideas” no escuchan y/o escuchan lo que quieren; no leen o no leen bien, o entienden lo que quieren, lo que las trampas del cerebro los lleva a entender que muchas veces, casi siempre, en realidad es tergiversar lo que sea que haya querido decir el que escribió.
Viví en carne propia algo así hace algunos años. Seguramente el lector recordará la “visita” de las reliquias de Juan Pablo II y las declaraciones previas del vocero de la Arquidiócesis primada de México, Hugo Valdemar, quien “celebró” la llegada de las reliquias y el recorrido que haría por el territorio nacional porque eso “fortalecerá la fe” de los católicos mexicanos.
Me acuerdo como si hubiera sido ayer. Estas declaraciones que relato y no otra cosa, las critiqué en radio, dije que dar tal valor a las reliquias era similar a fomentar la idolatría. Bueno, las llamadas llovieron para preguntarme que si qué tenía contra Juan Pablo II, que si no era católica, que me creían buena, que se habían equivocado conmigo… Las llamadas se sucedieron por varios días aun cuando repetí una y otra vez lo que había dicho para que cesara la mala interpretación y tergiversación de mi comentario, bueno, pues fue peor, de plano fue necesario no mencionar más el asunto para que bajara la intensidad de las reacciones en una buena parte de los radioescuchas en aquel momento.
Aunque ya había tenido sospechas de esto, con este incidente lo comprobé ampliamente: cuando alguien se instala en una posición extrema, radical, ya no escucha, ni entiende razones como dice la canción. La cerrazón es total, falla el entendimiento y se altera la realidad en niveles alarmantes.
Bueno, pues algo así sucede en España. La población está dividida en el país, está dividida en Cataluña y, aunque no se puede hablar de cuántos están de un lado y cuántos del otro (la impresión es de que son todos o casi todos) por lo pronto es posible --y alentador-- encontrar españoles, de diferentes grupos de edad, que ni de uno ni de otro, que hacen una lectura clara, sin juicios ni prejuicios, sin señalamientos brutales, sin agresión verbal, que analizan las posturas extremas, las decisiones del Gobierno español y las de la Generalitat y que son capaces no sólo de criticar a ambos por la manipulación, la marrullería, la violencia y las malas y pésimas acciones y omisiones, sino que además están convocando a los que no están en los polos del conflicto político, a manifestarse por la paz a partir de hoy sábado en todos los ayuntamientos de España. Vestidos de blanco marcharán por la paz con la esperanza de encontrar a alguien con un poco de cordura que promueva el abordaje del asunto en términos de respeto. Otra manifestación en Cataluña que no está cargada del lado del Gobierno de Rajoy pero que tampoco está a favor de la separación se anuncia para el domingo.
Otras ideas y otras posturas son posibles, existen y reclaman, desde la madurez y la responsabilidad en las expresiones, ser escuchadas. Sin desgarre de vestiduras, sin acusaciones, sin utilizar a los niños, sin provocar con acciones ni omisiones.
Así como las posturas extremosas dificultan los acuerdos, en la misma medida, quienes se ubican de un lado y del otro, empezarán a pagar los costos correspondientes. Tanto a Rajoy como a Puigdemont, Junquera y el llamado “estado mayor” que coordina las estrategias y decisiones separatistas, se les va a revertir, más tarde o más temprano, usar a la gente para sus fines.
En todo lo que he escuchado y leído en las últimas semanas sobre este tema, de lo que menos se habla es de los beneficios para la gente. Cálculos políticos, las críticas a los partidos de izquierda, el discurso del rey; el éxito que de cada lado se dice haber alcanzado… y mientras tanto, la ofuscación a la que han llevado a la población persiste con todos los daños que, sabemos, puede causar.

Ojalá las manifestaciones de blanco despierten de la hipnosis que causa la ofuscación a todos los que se encuentran en ese estado, porque será la única manera de empezar a querer resolver una de las mayores crisis políticas que ha vivido España en los últimos años.

Columna publicada en El Informador el sábado 7 de octubre de 2017.

domingo, 1 de octubre de 2017

Calma chicha

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La represión en Cataluña ejercida por la Guardia Civil del gobierno de Mariano Rajoy deja un saldo de unos 500 heridos. Foto: El Día.
No puedo estar y no estar. La tierra llama y está presente en cada esquina, entre la gente, en los acentos, en la historia, en las palabras, en la comida, en los sueños, en los recuerdos, en los negocios, en los jóvenes activistas impresionantes, organizados y generosos; México está aquí, de mil maneras. Si se midiera con una gráfica de picos diría que hay una línea constante, alta, de ocho para arriba, con un pico muy pronunciado hacia la cima a partir de los sismos. Así podría medir el interés y la presencia de México en Madrid.
Con todo, aun con los chicos que todas las tardes se reúnen en la Puerta del Sol para apelar a la generosidad de los españoles y de los colombianos y venezolanos y estadounidenses y puertorriqueños y ecuatorianos y otros mexicanos que pasan por ahí, el jueves fue necesario que cambiaran de sitio y caminaron hacia la Plaza Callao, a unos metros de distancia, porque los desplazó una manifestación contra el referéndum independentista de Cataluña. España está sumida en una vorágine y atrapa.
Desde antes de viajar a Madrid sabía que el uno de octubre era una fecha clave (ya es mañana) y hasta pensé en trasladarme para allá y cubrir la consulta; como si fuera un trámite más, un proceso rutinario, de cajón, algo que de alguna manera forma parte de la normalidad de los españoles. Recuerdo una entrevista de hace más de diez años, más o menos, cuanto estaba en radio, a un catalán activista a favor de la separación.
Foto: América 2.1.

Ahora es distinto y cada vez tiene su propio contexto, han cambiado los actores. En esta ocasión concluyo, como resultado de conversaciones y lecturas, primero: que tanto la actitud del gobierno de Mariano Rajoy como la de la Generalitat, radicales ambas, tienen otros propósitos. Joan Manuel Serrat y amigos españoles coinciden: en medio de los gritos de dos posturas extremas desde hace semanas, se ha dejado de lado totalmente la información relativa a la crisis económica y a la corrupción política en España (me suena, me suena…).
Segundo: no es un asunto de defensa de la identidad en lo absoluto. Las comunidades autónomas en España son una fórmula que ha funcionado e implica respeto y leyes que protegen idioma, tradiciones, costumbres y lo que quieran. Cataluña es uno de los máximos ejemplos de los avances en este sentido.
La tercera conclusión la pensé antes de escuchar la opinión de una mujer en radio: el problema de fondo es el reparto de los impuestos. Todo parece indicar que hay desigualdades que, como podemos inferir, corresponde al Gobierno español atender pero ya; y afectan no sólo a Cataluña sino a otras comunidades autónomas. Es decir, es un asunto que se tendrá que revisar más temprano que tarde, concienzudamente, con la intención de sentar bases y definir reglas claras y justas para todos, que aporten garantías hacia futuro.
Desde el primer momento me llamó la atención el discurso de Rajoy apelando a una democracia que no practica, aunque ya otros han explicado mejor que yo esa conducta (léase Eduardo Mendoza en El País) y, del lado de Cataluña, quién mejor que un catalán para ayudar a entender (dicho sea de paso, Mendoza también lo es) con una lectura puntual e íntima. Serrat dijo en Chile: “la convocatoria del referéndum no es transparente porque está creada con una ley elaborada por el Parlament pero a espaldas de los demás miembros del Parlament”. Agregó que fue exprés, sin discusiones ni reformas y, sobre esa base “este tipo de referéndum a mí no me da la sensación de que pueda representar a nadie”; lo que ha propiciado es “una gran fractura social en Cataluña”.
Dijo algo más: “independencia es una palabra hermosa que inflama el corazón de los jóvenes y que moviliza a las gentes” pero las consecuencias prácticas de una separación caerán como baldazo de agua fría, dos por lo menos: servicios de salud y salida de la Unión Europea.
En cuanto a Rajoy, lo responsabiliza de la situación actual y quiero entender que se refiere al nivel de radicalización, a las tensiones, presiones y decisiones que tienen al país sumido en una calma chicha.
Se siente la tensión, el aire es pesado. Supongo que hay miedos y deseos fervientes de una realidad que no sea ríspida, de que se busquen soluciones sin aspavientos ni asperezas, con inteligencia, sin posturas extremas. Imposible permanecer ajena a lo que pasa en estas tierras o desinteresada o ignorante. Es fuerte y va en aumento, ojalá se resuelva de la mejor manera para la gente, no puedo desear otra cosa.

Columna publicada en El Informador el sábado 30 de septiembre de 2017.