domingo, 28 de agosto de 2022

Realidad y percepción

 Continuum

Laura Castro Golarte

 

Es complicado. Desde hace lustros, México ha estado marcado por la inseguridad, la violencia y la operación del crimen organizado sin que parezca que desde la autoridad esas actividades ilícitas que nos afectan a todos, hayan sido o estén siendo atajadas.

Recuerdo como si fuera ayer, en enero y febrero de 2011 y luego en mayo de 2015, cuando estuvimos en vilo en Guadalajara y la zona metropolitana, por los narco bloqueos, incendios y otras acciones de grupos delincuenciales por la detención de algunos de sus miembros. La detención de Ignacio Coronel en tiempos y procesos que marcan la aparición del Cártel Jalisco Nueva Generación está aún en la memoria colectiva dada la intensidad e impacto de tal noticia.

No ha cesado desde entonces y ahora, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador habla de “abrazos no balazos” cinco estados de la República se incendian, literal, por el mismo tipo de manifestaciones del crimen organizado, salvo en el caso de Ciudad Juárez que respondió a otros procesos, criminales también, pero distintos.

Hay cosas sobre las que es preciso reflexionar en torno a esta realidad y las respectivas percepciones. En primer lugar, hasta donde veo y leo, la expresión de “abrazos no balazos” tiene que ver con la política pública enfocada en la atención de las causas de la delincuencia: pobreza, drogadicción, falta de oportunidades, justicia, estado de Derecho. Y esto no implica que no se trabaje de manera paralela en estrategias, acciones y medidas para combatir al crimen en sus operaciones cotidianas.

Desde 2011 sabemos, por lo menos en Jalisco, que los bloqueos e incendios de vehículos, además de generar temor y sí, una sensación de peligro, de caos y de que estamos sitiados y a merced de los delincuentes, son manifestaciones provocadas por la detención de líderes o miembros de sus organizaciones. Y es justo lo que hemos estado viendo en los últimos días en Jalisco, Guanajuato, Baja California y Michoacán. Es su modus operandi por lo menos desde 2011.

Después de los sucesos en estas entidades y en Ciudad Juárez, Chihuahua, los integrantes del gabinete de Seguridad del Gobierno federal presentaron un informe apenas el lunes pasado de los sucesos de los que todos o casi todos estuvimos al tanto y de los que resultaron varias y muy lamentables pérdidas humanas.

De manera precisa, sin eufemismos, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval González, habló de las acciones “para debilitar” al CJNG tanto en la parte financiera como en la operativa y se refirió a las detenciones de 2020 y a las de 2022 en Puerto Vallarta, Zapopan, Ixtlahuacán de los Membrillos e Ixtlahuacán del Río, Jalisco. Se habló también de la coordinación entre el Ejército y la Guardia Nacional con las policías de los estados y la numeralia de arrestos y confiscaciones.

El avance del crimen organizado fue exponencial en sexenios anteriores y no será suficiente una administración para atajar su crecimiento, la fortaleza que alcanzó y la incursión en entidades gubernamentales protegido por personajes como Genaro García Luna.

Sin embargo, la realidad que vivimos y las percepciones alimentadas por actores mediáticos irresponsables, que complejizan y enrarecen aún más el ambiente, obligan a avanzar contra el crimen organizado con mayor celeridad y a fortalecer los mecanismos de información sobre lo que sí se hace contra una situación tan indignante y dolorosa.



Periodista, doctora en Historia, docente en ITESO. 

Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com.

Esta columna se publicó en el Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara el domingo 21 de agosto de 2022.

jueves, 18 de agosto de 2022

Alcalde: faro y brújula

Continuum 

Laura Castro Golarte

Justo hoy se cumplen 230 años del fallecimiento de fray Antonio Alcalde y Barriga, quien fuera el vigésimo segundo obispo de Guadalajara. Un personaje del que no dejaremos de hablar mientras persistan, como es y como ha sido, sus obras más grandes y su ejemplo. La brújula que orienta y el faro que ilumina, con todas las connotaciones posibles. 
        He tenido el gusto y el privilegio de conocer la historia de fray Antonio Alcalde desde hace mucho tiempo y, aún ahora, no deja de sorprenderme. Hace 30 años, cuando se cumplieron 200 de su muerte y la ciudad y sus instituciones civiles se volcaron en homenajes y festejos, salieron a la luz noticias e interpretaciones que contribuyeron a conocer y comprender mejor la personalidad del fraile de la calavera. 
Retrato de fray Antonio Alcalde y Barriga en el Museo Nacional de la Escultura, Valladolid, España.

En aquella ocasión, tuve la oportunidad de entrevistar al Dr. Carlos Ramírez Esparza, de feliz memoria, quien se dedicó, motu proprio, a estudiar la vida y la obra de Alcalde. Él tenía una idea muy clara de por qué Alcalde era como era, por qué la persistencia, la fortaleza, la longevidad y la determinación para hacer las cosas. Según el Dr. Ramírez Esparza no fue casualidad que el dominico derramara toda su bondad y generosidad sobre los tapatíos; en gran medida, decía, fue producto del medio ambiente en el que se formó y que le imprimió a su personalidad características muy especiales; su longevidad por ejemplo, herencia genética, permitió que ya siendo un anciano continuara los últimos 21 años de su vida trabajando con una gran lucidez a favor de los pobres, las mujeres desamparadas, la humanidad doliente y la educación de los jóvenes. 
    Además de la longevidad (cuando murió tenía 91 años cumplidos), otras características especiales fueron la orden a la que perteneció: la de Santo Domingo; y la tierra donde nació: Castilla, una región que se conoce como “tierra de cantos (piedras) y santos”: inhóspita, fría, pedregosa, árida… y el hombre no es sino producto del medio ambiente que lo rodea. Esa tierra, afirmaba el Dr. Ramírez Esparza, hizo a Antonio Alcalde un hombre fuerte, capaz de luchar contra la naturaleza, pero también lo hizo un hombre místico: “en esa tierra no se puede ser incrédulo”. Propio de la orden es también la educación y la fundación de universidades, así como la austeridad, la sencillez que cautivaron al rey Carlos III y por eso fue a dar a la Nueva España con 60 años de edad. 
    Hay por lo menos dos aspectos de los que me enteré hace más o menos un año y son a los que me refiero cuando hablo de sorpresas y que confirman el parangón con el faro y la brújula. Determinación, claridad, humildad. Uno, es que Alcalde se lanzó a la construcción del Santuario de Guadalupe sin el permiso del rey. Prefirió que el asunto se dirimiera cuando las obras estaban avanzadas porque, de otra manera, no empezarían ni siquiera o quedarían inconclusas; cabe decir que el asunto no pasó a mayores porque Alcalde destinó recursos para esta obra. 
    Y el otro es que, según el testimonio de Agustín José Mariano del Río de Loza, su contemporáneo, Alcalde respetaba de tal manera a las personas que estaban a su servicio, que prefería quedarse sin comer, que despertar al cocinero. 
    Se habla siempre de que Alcalde es ejemplo, por su vida y su obra, por sus dotes de administrador y su visión para atender problemas; por sus gestiones y su habilidad para conciliar posturas distintas y diferencias que parecían insalvables. Por su grandeza, su sabiduría y su humildad. Es cierto, fue lo que fue y todavía, a 230 años, faro y brújula.

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Periodista, doctora en Historia, docente en ITESO.

Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com

Esta columna se publicó en el Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara el domingo 7 de agosto de 2022.

Sobre la reunión bilateral

 Continuum

 


Laura Castro Golarte

 

Históricamente, las relaciones entre México y Estados Unidos han sido muy complejas, difíciles, ríspidas y de intromisión de allá para acá, más que armónicas y productivas para ambas naciones. La invasión y el despojo de 1847-1848 fueron cuestionados por los mismos estadounidenses, empezando por Abraham Lincoln, en ese entonces legislador. Poco se sabe, pero a partir de esa invasión “injusta” como la calificó, años después, Ulysses S. Grant en sus Memorias, surgió la primera expresión de lo que conocemos como “desobediencia civil”, un concepto que muchos años más tarde inspiró a Gandhi: el escritor Henry David Thoreau manifestó su oposición a la intervención bélica en México dejando de pagar impuestos.

            Otro ejemplo, sólo por mencionar dos de decenas, es la activa y efectiva intervención del embajador Henry Lane Wilson en la Revolución mexicana; prácticamente el autor intelectual de la Decena trágica, el principal soporte de Victoriano Huerta. Wilson exigió a Francisco I. Madero privilegios para hacer negocios y como el Presidente de México se negó, la respuesta del diplomático fue criminal, literal.


Reunión entre Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden el 12 de julio de 2022 en Washington, D.C. Fotografía tomada de Expansión Política.


Estos episodios y otros, la historia en su conjunto, mucho más desventajosa para nuestro país, está y estará en el telón de fondo del escenario bilateral México-Estados Unidos, independientemente de quiénes sean los gobernantes en turno.

            En este orden de ideas, en lugar de calificar la reunión del 12 de julio (falta que los acuerdos se implementen y las promesas se cumplan), me parece fundamental que se remarque e insista, como se hizo, que la relación debe ser de integración y no de sometimiento; la historia cuenta. Es conveniente para ambos países apostar por la cooperación, sin abusos, diseñar y emprender acciones concretas y congruentes con una realidad complicada y dolorosa marcada por la violencia, el tráfico de armas, el tráfico y consumo de drogas, la migración ilegal y la corrupción asociada que ha costado tantas vidas.

            Los cinco puntos planteados por México tienen que ver con esto. Son una combinación de cooperación, de relación armónica por el bien de ambas naciones: la gasolina en la frontera para beneficio de consumidores estadounidenses; disponibilidad de gasoductos mexicanos en previsión del próximo invierno para evitar una eventual crisis energética como la que sufrió Texas el año pasado; suspensión de aranceles que permita bajar precios, particularmente de alimentos; impulso a las inversiones en ambos lados de la frontera para fortalecer la producción y consumo en los dos mercados internos así como ordenar el flujo migratorio.

            El acuerdo migratorio entre México y Estados Unidos está pendiente desde hace casi 30 años, lo que se ha hecho hasta ahora ha sido paliativo, cosmético, mediático, electorero, efímero, insuficiente. Urge sentar bases que trasciendan los periodos de gobierno. El planteamiento del Presidente de México de regularizar a los que ya trabajan allá no es descabellado; ni la promesa del Presidente de Estados Unidos, exagerada (600 mil visas para empleo temporal): hay 11.5 millones de empleos vacantes del otro lado del Río Bravo que seguramente se incrementarán con el programa de infraestructura que propone la administración estadounidense. Con voluntad, hay manera.

           

 



Periodista, doctora en Historia, docente en ITESO. 

Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com

Columna publicada en el Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara el domingo 24 de julio de 2022.

Autosuficiencia

 Continuum

 

Laura Castro Golarte

 

Desde la Colonia, sí, me refiero al virreinato, hasta hace muy poco tiempo, los recursos naturales de nuestro país han rendido frutos y beneficios más a otras naciones que a los habitantes de este territorio generación tras generación. Esto queda perfectamente claro cuando se revisan los documentos de la independencia, tanto del movimiento, como de los primeros años de la República mexicana.

Los conspiradores de Querétaro, particularmente Epigmenio González, Hidalgo, Morelos, Tadeo Ortiz de Ayala (un ilustrado tapatío del que se conoce poco o nada), Valentín Gómez Farías, Mariano Otero, Benito Juárez, Miguel Lerdo de Tejada, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas, entre los principales, en diferentes momentos, en actas, manifiestos y leyes, se preocuparon y ocuparon por hacer valer la rectoría del Estado sobre la tierra y sus recursos. Ha costado mucho trabajo.

Y ha sido difícil porque México como nación independiente se complicó los primeros años con guerras internas, falta de dinero y deudas, de manera que era necesario recurrir a los inversionistas extranjeros para, por fin, echar a andar al país. Las divisiones eran casi naturales, pero se logró consolidar, a tiros y a tirones, en la Constitución, la hegemonía del Estado sobre este asunto.



Es muy interesante el tema y el espacio es corto, pero quiero llamar la atención sobre el Artículo 27 de la Carta Magna, hay que seguirle la pista por lo menos desde 1857, para entender, en gran medida, lo que se intenta ahora: recuperar la rectoría del Estado mexicano sobre el petróleo, el litio, la energía eléctrica generada de diversas formas y los minerales.

Recientemente se inauguró la primera etapa de la refinería “Olmeca” en Dos Bocas, Tabasco y me sorprende, aunque no debería en muchos casos, la reacción adversa y ¿de burla? particularmente en redes sociales.

Se deja en evidencia una ignorancia tremenda sobre lo que ha sido nuestra historia en este tema porque no encuentro la razón argumentada para cuestionar el trabajo a favor de recuperar la rectoría del Estado en materia energética que, por lo demás, es un asunto de seguridad nacional.

No sólo se inauguró una primera etapa de una refinería después de 49 años de no construir ninguna, sino que se han modernizado seis refinerías, se compró una a la Shell Oil y, con eso, se ha duplicado la producción de gasolinas, diésel y turbosina (se pasó de procesar 519 mil barriles diarios de crudo en 2018, a un millón 98 mil barriles diarios de crudo en 2022) con el propósito, además, de lograr hacia 2024 la autosuficiencia en combustibles. Para lograrlo no se ha contratado deuda y sí están invirtiendo empresas extranjeras con los acuerdos necesarios para que no se queden con la mayor parte del pastel.

¿Y qué es la autosuficiencia? Quizá esto es lo que ha faltado explicar para cerrar el círculo y entender estos procesos: significa que no se importarán gasolinas para el consumo interno y que, por lo tanto, será posible mantener precios razonables, inflación controlada y un componente fundamental de todas las actividades económicas sin tantos vaivenes, digamos, en términos armónicos para pensar, empezar a pensar, que otro nivel de vida, mejor, es posible.

Hay conciencia de que este tipo de energía se tiene que sustituir por otros disponibles y menos contaminantes, pero para eso todavía falta algo, mientras tanto, hay que aprovechar de la mejor manera lo que todavía tenemos.



Periodista, doctora en Historia, docente en ITESO.

Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com

Columna publicada en el Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara el domingo 10 de julio de 2022.