lunes, 29 de octubre de 2018

Al cuarto para las doce


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


Uno de los argumentos de quienes están a favor de que el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México se construya en Santa Lucía, es que no se afectará el suministro de agua para buena parte de los habitantes de la capital. Estos defensores del medio ambiente salen ahora a decir que primero el agua y las aves migratorias que un aeropuerto.
Y los que quieren el puerto aéreo en Texcoco arguyen que es mejor que el de Santa Lucía, por cuestiones de aeronáutica y tecnicismos que sólo pocos, muy pocos entienden; también hablan de la inversión que ya se ejerció y de las obras muy avanzadas; afirman que qué va a decir el mundo con estos mensajes si se cancela el aeropuerto de Texcoco, son malas señales y cuestiones por el estilo.
Lo que me queda claro es, independientemente de posturas, es que la falta de planeación del desarrollo urbano de la capital del país es prácticamente nula y casi siempre, por no decir que siempre, se deja la toma de decisiones al cuarto para las doce cuando las situaciones ya están rebasadas, son urgentes, de emergencia o se encuentran en fase crítica.
La verdad, este asunto del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) me tiene muy molesta por varias razones: en primer lugar ¿por qué después de San Salvador Atenco en 2006 no se le había movido al asunto? ¿Políticamente incorrecto acaso? ¿Electoralmente riesgoso? Porque esos son cálculos que sí hace la clase política.
¿Por qué cuando se inició el proyecto nadie había dicho nada, no al menos con posibilidades de ser escuchado y abrir la mesa de las discusiones? ¿Desde cuándo es insuficiente el AICM? Desde hace años y desde hace años también se intentaron soluciones que fueron desechadas porque no convenía a ciertos políticos, porque había mejores usos para terrenos que podían servir por el lado de Toluca.
¿Alguien sabe algo —no he escuchado nada hasta ahora—  del Proyecto Texcoco protegido por un Decreto Presidencial de junio de 1971? Esto, aparte de las sucesivas modificaciones registradas en el Diario Oficial de la Federación para cambiar tal decreto, los usos de suelo y los regímenes de propiedad.
Me queda claro, que con los niveles de corrupción a los que han llegado los políticos mexicanos de todos los partidos, la Ciudad de México se ha manejado a su antojo, a conveniencia tanto económica (las grandes obras, los negocios fáciles) como partidista y el desastre del que somos testigos el resto de mexicanos es resultado de malas decisiones, convenencieras, paliativas, costosísimas para toda la nación y siempre, siempre, insuficientes porque no hay nada que pare el crecimiento de esa megalópolis.
Estudio de 1995 disponible aquí

La próxima semana, dizque por obras de mantenimiento del sistema Cutzamala, la mayor parte del área urbana de la Ciudad de México se quedará sin agua, hasta se van a suspender clases. No les creo; como no he creído nunca en los tandeos acá en Guadalajara. Es racionamiento disfrazado y una muestra más de la falta de planeación, de decisiones desafortunadas de gente inexperta y negligente. Y de los privilegios de vivir en la capital, como la renuencia a incluirla en al Consejo de Cuenca del Río Lerma del que el ex DF se sirve del 10 % del agua que necesita.
Al cuarto para las doce, cuando ya no hay mucho qué hacer, cuando las medidas son urgentes, costosas y por lo general incluyen sacrificios para la población; porque los políticos y sus administrativos no hicieron bien las cosas, en tiempo y forma; porque han tomado la política como juego.
No me parece tampoco que se haga una consulta (cuando en realidad las consultas deberían ser excelentes mecanismos de participación ciudadana) sobre un asunto que reclama técnicos generosos y no egoístas como hasta ahora, que digan exactamente qué sí y qué no sin filias ni fobias, que no confundan ni lleven a la gente a los extremos y nos vuelvan a dividir entre dos opciones más que efectivas para resolver un problema, útiles para cargarse de un lado o de otro en términos de partido y bandos políticos, pero no de lo que es mejor. Me molesta el manejo perverso de un lado y de otro; las fallas en el sistema para recibir las opiniones de los que han querido votar; me molesta el silencio de los que están a favor de Texcoco y me molesta el ruido de los que apoyan Santa Lucía. De ningún lado nos han proporcionado a los mexicanos la información necesaria sin intentos de manipulación. Y como siempre todo, todo, al cuarto para las doce, cuando el margen de maniobra es casi nulo. A ver si ya van cambiando de estilo para gobernar, todos.

Columna publicada en El Informador el sábado 27 de octubre de 2018.

Ahora resulta


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


Sí, Gerardo Fernández Noroña se pasó de la raya y llevó al terreno de lo personal una discusión que implicaba cuestionar a una funcionaria cuya actuación como servidora pública está en entredicho, y con pruebas, aun cuando ella las desdeñe. Había otras maneras de decirlo. De hecho, creo que la forma como planteó el asunto el diputado del PT distrae con respecto a lo importante y sin duda habrá quienes cambien de idea o de bando sólo por las expresiones desafortunadas del legislador.
Ojalá las cosas no queden ahí porque incluso mujeres de las que preguntaban a Rosario Robles, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu),  sobre los resultados de la Auditoría Superior de la Federación reaccionaron a la metida de pata de Noroña ¿cómo se le ocurre?
Claro que la misma Rosario Robles no se quedó atrás cuando aseguró que la investigación es ejemplo de “violencia política de género”. ¿Entonces qué? ¿Ser mujer garantiza impunidad? ¿Se dio cuenta de lo que dijo? Ahora resulta…
Esta afirmación fue un error garrafal, un ardid grotesco, grosero y burdo, para desviar los señalamientos. Imposible algo así dada la magnitud del fraude que está documentado en medios de comunicación y confirmado por la Auditoria. Quien, paradójicamente, vino a ayudarla fue nada menos y nada más que Fernández Noroña. Ni cuenta se dio pero generó un efecto perverso que como político experimentado debería haber calculado con precisión milimétrica. Y no, le ganó el estilo de diputado de oposición que sigue manteniendo a pesar de que no lo es.
Para efectos de que se haga justicia no es relevante la vida personal de los funcionarios hombres o mujeres, a menos que las parejas estén coludidas y, en todo caso, debió plantearse de otra manera, de una forma que la palabra “amante” no atrajera la atención de defensores y críticos. Esto por un lado y, por otro, entre los argumentos válidos, sin duda alguna, está el de que no se ha hecho pública en estos términos, una relación similar de un político varón para incluirla en los cuestionamientos con respecto a una actuación pública en particular; y vaya que hay ejemplos, aquí en Jalisco para no ir muy lejos y de décadas atrás.
Fernández Noroña, si sigue así, hará un daño terrible al país porque no está argumentando de una manera que dé noticia de que las cosas van a cambiar en el Poder Legislativo con la composición actual. Sus discursos y señalamientos son del mismo tipo de los que lanzaba en la calle y puede obstaculizar con epítetos y notas personales, preguntas y cuestionamientos reales que tienen como propósito indagar y hasta acorralar a una funcionaria que, se sabe, es corrupta.
Ahora bien, respecto a la postura de Rosario Robles y sus dichos, son indignantes; lo he dicho antes en este mismo espacio, es una mujer que ha traicionado la causa feminista de equidad de género y paridad en las responsabilidades políticas y de servicio público; y se ha desempeñado en un escenario alejado de las necesidades sociales reales, avalando paliativos como protagonista de diez y nota en materia de simulación y corrupción.
Dice que da la cara y que qué bueno que van a investigar. Si los datos del fraude están a la vista de todos y la ASF ya los comprobó, la única manera en la que me explico su seguridad es que está tan bien armado el desfalco, con prestanombres y prácticas de esta naturaleza, que difícilmente, con todo y pruebas, podrán ir por ella para que pague por las acusaciones en su contra, hasta ahora, en el terreno de lo mediático.
Tania Montalvo, editora de Animal Político, el medio que publicó el reportaje “La estafa maestra” puso el dedo en la llaga con la afirmación de Robles de que era violencia de género: “Habría que recordarle a la funcionaria lo delicado que es hablar de violencia de género en un país en el que los cálculos más conservadores hablan de siete feminicidios diarios (y subrayo que son cálculos, porque no hay estadísticas suficientes para saber cuántos son en realidad). Un país en el que hay jueces que consideran que solo cuando hay mutilaciones en el cuerpo de la mujer y agresión sexual antes del asesinato se trata de un feminicidio […] Eso nada tiene que ver con el desvío millonario de recursos públicos. Porque la corrupción no tiene género” (El País, https://elpais.com/internacional/2018/10/17/mexico/1539781400_825007.html). Ahora resulta.


Columna publicada en El Informador el sábado 20 de octubre de 2018.

Daños colaterales


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Desde 1988 están planeadas ocho rutas de tren ligero para Guadalajara. Tengo grabado en la mente el mapa de la zona metropolitana atravesado por las ocho líneas, parecía una estrella. Lo vi en la oficina del entonces director de Planeación del Estado, Esteban Wario (qepd).
La Línea 1 estaba en construcción y las perspectivas a futuro eran alentadoras porque con esa visión desde entonces, la planeación permitía imaginar que la ciudad tendría un transporte masivo de primer nivel, justo para sus necesidades y acorde a las proyecciones de crecimiento.
Quedó en imaginación. La construcción de la Línea 2 (1992-1994) fue cara y problemática, además de que, luego de las explosiones del 22 de Abril, hubo hipótesis que apuntaban a que el sifón que se introdujo en la calzada para salvar el colector había influido en la acumulación del combustible en el drenaje.
No se volvió a hablar de tren ligero en Guadalajara con posibilidades reales de continuar con aquella planeación de fines de los ochenta, hasta esta administración a punto de fenecer; y ahí está, a la vista de todos en el área conurbada, la construcción de la Línea 3. Todo indica que no será posible inaugurarla antes de la primera semana de diciembre, pero estará y bueno, después de 30 años, habrá un incremento notable en la oferta de transporte masivo para los habitantes de esta metrópoli.
Muy bien, perfecto, ya era hora, se habían tardado… Será sin duda una obra que vendrá a cubrir el rezago en la materia y es muy probable que esto sí inhiba el uso del automóvil, sin embargo, quiero apuntar varios asuntos con el sueño de que las próximas líneas de tren ligero (quiero creer que en esta vida me tocará ver y usar por lo menos tres líneas más) se planeen mejor en cuestión de tiempos y daños colaterales. Es infraestructura muy necesaria, para Guadalajara era urgente, pero se descuidaron aspectos asociados que han causado problemas graves, algunos irremediables: inundaciones, inseguridad, afectación económica y deterioro de pavimentos y otros elementos de la infraestructura urbana y vial. Todo eso.
Esta semana, por las obras del tren ligero, en el entendido de que han presionado las vialidades y rutas alternas; y de que tiene espacios y recovecos propicios para la delincuencia, murieron dos jóvenes estudiantes del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Normal (hay otro en Belenes, problemático también por el nodo que ahí se construye). Una de ellas murió atropellada y la otra fue francamente agredida y asesinada.
Las manifestaciones de la comunidad estudiantil arrancaron una promesa del gobernador para tomar cartas en el asunto en un plazo no mayor de 15 días. Está bien, pero dos chicas murieron y sí tiene que ver con las obras del tren ligero como el incremento en las inundaciones. Se publicó en El Informador, en junio, un trabajo especial sobre los puntos de inundación, su crecimiento y el reconocimiento del SIAPA de que se debe “al proceso de urbanización que afecta la capacidad de infiltración y modifica el coeficiente de escorrentías de agua pluvial en los territorios”. Este año ha habido más desastres por las lluvias que en otros y hay relación.
Están las pérdidas y cierres de negocios aledaños a las obras y es muy probable que muchos de ellos se organizaran y programaran para determinado tiempo, pero si hay retrasos en las obras los problemas se agudizan. Nada más en la parte de Av. Revolución, las afectaciones económicas alcanzan a unos 600 comerciantes, son muchos, y tienen empleados y generan dinamismo en la zona donde están. De ahí la importancia de que se cumpla con la programación y la presupuestación de estas obras.
Y luego está el pavimento de vialidades alternas. De principio a fin esas calles y avenidas están destrozadas, por las obras y por las lluvias, algunas son verdaderamente intransitables. Claro que eso eleva costos y genera pérdidas y accidentes. La zona de la Central de Autobuses (ya no se le dice nueva, creo), parece un campo minado. Tendrían que realizarse, por lo menos, obras de bacheo y los dueños de líneas de autobuses aportar para que eso mejore, es impresionante cómo está y la señalética, además de todo, es deficiente y errónea.
En fin. Ojalá que la Línea 4 y las obras en la ciudad en general, tengan una mejor planeación para que cuesten lo que se proyecta inicialmente, para que se terminen a tiempo y para que no causen los daños colaterales que ahora todos sufrimos. Por favor.


Columna publicada en El Informador el sábado 13 de octubre de 2018.

Secretos y mentiras


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Más que una característica de la idiosincrasia del mexicano, que bien podría serlo, es un rasgo de la condición humana. No somos los únicos pero aquí llega a niveles de maestría porque además, es sí, los mexicanos estamos, en general, muy pendientes de las emociones y las opiniones de los otros, cercanos o no, familiares o no. Ya saben ¿qué van a pensar? ¿Qué va a decir? ¿Cómo lo va a tomar? O No le digas esto porque se podría ofender, sentir, enojar, es mejor que no lo sepa, está muy chica, no es madura, en fin.
Esta introducción tiene que ver con esta proclividad a no hablar de las cosas que son dolorosas, en lo personal, es decir, no queremos ni confesarlo a nosotros mismos, cualquier cosa de nuestra vida privada que no es agradable; en lo familiar ¿hablamos de los secretos de familia?
Esto también se práctica en los pueblos, en las sociedades, en los países. Hay momento históricos que son dolorosos y mejor no se habla de ellos o se les reviste de alguna gesta gloriosa. El ejemplo clásico es el de los Niños Héroes. Entre los que se omiten, por lo general el Estado es el responsable.
La matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968 es el caso emblemático y en un país como el nuestro tan sometido a agravios de parte de la clase política, es urgente transparentar, suprimir secretos y dejar de lado las mentiras porque sólo sobre un piso de verdad será posible construir nuestro destino en mejores condiciones.
Como es sabido casi por todos, esta semana se cumplieron 50 años de una matanza terrible, una masacre que truncó vidas y sueños de miles de jóvenes; que hirió profundamente al país y que acentuó la brecha entre la sociedad y la clase política.
Fue un daño mayúsculo sobre el que, es increíble, el Estado mexicano no se ha pronunciado aún y tampoco, como apuntó el sociólogo Jaime Tamayo, la Universidad de Guadalajara que optó, en aquel momento, por callar y someter a sus propios estudiantes a través de la FEG, para que no se extendieran hasta estas tierras los reclamos estudiantiles y, seguramente a cambio de favores y privilegios, para que se aparentara que no todos los estudiantes estaban contra el régimen.
Así como después de siglos la Iglesia católica ha ofrecido perdón por acciones y omisiones, así tendría que actuar el Estado mexicano y las instituciones responsables de manera directa e indirecta en el caso de Tlatelolco. Hay víctimas y sobrevivientes que lo merecen; todo México lo merece.
Por el 50 aniversario se abrió el expediente relativo en el Archivo General de la Nación, pero sin duda hay más testimonios, videos y papeles que deberían también someterse a la consideración de todos los mexicanos interesados.
Y sería bueno que, además de las letras doradas, los pronunciamientos fueran profundos, de reconocimiento, de verdad, honestos, para comprender esta parte de nuestra historia en su justa dimensión. Sentiremos vergüenza, coraje, indignación, pero también nos fortalecerá como nación, abrirá conciencias y contribuirá a la construcción de una sociedad mexicana mucho más atenta, mucho más crítica de las acciones y decisiones de la clase política, mucho más participativa y exigente, en suma, más democrática. Es cierto, la matanza del 2 de octubre nos dejó grandes aportaciones y coincido también en esto con Jaime Tamayo, porque se inició “un proceso de larga duración en pro de la democratización del país” que, de hecho, creo que todavía no concluye.
Los secretos y las mentiras de la clase política sólo contribuyen al sometimiento, a la simulación, a la evasión; eso impide tocar fondo, la clase política además dispone de todo un aparato manipulador muy conveniente para que nadie alce la voz y para que a ciertas cosas mejor no se le mueva, para qué, ya para qué, si ya pasaron tantos años.
He insistido en este espacio en la necesidad, en la urgencia de romper patrones, en todos los sentidos, pero específicamente en la forma en que estamos inmersos, todos, en el sistema político mexicano; por generaciones hemos nacido y crecido en este sistema que ha creado en torno a él una cultura que se hereda… Con eso hay que romper. Debemos relacionarnos de otra manera, es lo más sano y será lo mejor para un pueblo maravilloso y extraordinario como es el mexicano. Un signo positivo: terminar con todos los secretos y las mentiras sobre el 2 de octubre del 68, que de por sí, no se olvida.  

Columna publicada en El Informador el sábado 6 de octubre de 2018.

Ninis


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


En esta sociedad de jueces implacables en la que nos hemos convertido, desde que alguien inventó el término nini, nos cayó del cielo para juzgar a los jóvenes que ni estudian ni trabajan. Nini ya es sinónimo de vago, flojonazo y palabras peores y también de pronto se cree (así de duros somos con nosotros mismos) que los ninis es un fenómeno exclusivo de México.
Pues no es así. Para empezar, la problemática relacionada con los jóvenes entre 16 y 29 años más o menos, los rangos varían de un país a otro, fue detectada primero en Gran Bretaña según pude investigar someramente. Se trata de jóvenes que no estudian formalmente, no trabajan y no están en ningún tipo de capacitación o entrenamiento. La identificación del fenómeno data de 1999 y desde entonces se han hecho estudios, reportes e informes que llaman la atención sobre esto porque es la población en cuyas manos muy pronto estará el destino del mundo (https://data.oecd.org/youthinac/youth-not-in-employment-education-or-training-neet.htm).
En una buena cantidad de publicaciones en internet, tanto de México como de otros países, los juicios contra los ninis son demoledores: “[…] se caracterizan por ser una generación apática, desvitalizada, indolente, tranquila en su zona de confort familiar. Se entretienen con un televisor, un equipo para juegos virtuales y el último programa de internet de su computadora” (La Nación, 2017).
En México el problema está detectado desde hace pocos años y recuerdo que al principio se hacía hincapié en su gravedad porque se corría el riesgo de perder el “bono demográfico”, esto es, que la gran cantidad de jóvenes que hay en nuestro país entre 15 y 24 años no tendrían la formación necesaria que les permitiera desempeñarse en el mercado laboral cuando les llegara la hora.
Desde entonces, para muchos, se trata de chamacos flojos y desobligados… y no. En primer lugar, no se puede generalizar; en segundo, hay millones de jóvenes que quieren estudiar y quieren trabajar pero no encuentran dónde. No salen en listas para estudiar en una universidad pública y sus padres no tienen suficientes ingresos para pagar sus estudios en una privada. Luego quieren trabajar y resulta que no tienen experiencia ni grados concluidos y así cómo. Es un círculo vicioso que amenaza seriamente el futuro de estos jóvenes.
Claro que es un fenómeno con múltiples causas, complejas todas y no se puede abordar desde un solo punto de vista, sin embargo, hay un asunto que quiero destacar y tiene que ver con información generada esta semana: el acuerdo de los industriales de México (léase líderes de industriales) con el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro que les planteó desde hace tiempo y recientemente reiteró, el Presidente electo.
No es simplemente la recuperación de una promesa de campaña, por cierto, mal entendida en su momento; ni una medida paliativa para salir del paso. Yo creo que esto tiene antecedentes en los años setenta, cuando el entonces presidente Echeverría, en una reforma laboral (que seguro con los términos de hoy hubiera sido “cantada” como estructural) prohibió que los empresarios contrataran aprendices. Esta decisión, que se manejó como de protección a la niñez, desató una serie de problemas que afectaron el mercado laboral en su conjunto. En lugar de prohibir, se debió pensar en un marco legal que pusiera límites con respecto a la edad, por ejemplo, que garantizara ciertos ingresos y que regulara la cantidad de horas trabajadas para evitar la explotación. No, se prohibió y con eso hay muchos oficios que están en peligro de extinción y se cerraron muchas fuentes de trabajo.
Muy bien, aterrizo: con el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro en gran medida se atenderá el rezago y la brecha que se abrió en los años setenta y que persiste hasta nuestros días; los jóvenes que se adhieran a este esquema tendrán obligaciones, no se les va a regalar nada y, como dijo un empresario al respecto, es un esquema “ganar, ganar” porque los empresarios tendrán jóvenes capacitándose en las áreas que requieren, jóvenes ganando experiencia y capacitándose en y para el trabajo. Se estima que el beneficio será para casi tres millones de jóvenes mexicanos.
Creo que no está mal y que sí se abre una ventana para ofrecer a los jóvenes otra realidad con respecto a las oportunidad que hoy no tienen; y me parece muy bien, el acuerdo entre el próximo Presidente de México y los representantes del sector industrial en nuestro país, porque no se habían llevado muy bien que digamos, todos lo sabemos. Es un buen diseño y falta que entre en operación, pero ahí está, con cada vez más involucrados, una manera de lograr que las cosas sucedan.

Columna publicada en El Informador el sábado 30 de septiembre de 2018.

¿Y si mejor se abate la delincuencia?


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


Esta semana empezó muy intensa con la información que circuló casi todo el lunes relativa, primero, a los jóvenes que fueron secuestrados en Tlajomulco y dejados luego en Tlaquepaque, desnudos y con visibles muestras de que habían sido “torturados”. Y además, con el asunto del tráiler y los 150 cadáveres.
Sobre tema del tráiler la información no ha cesado, por supuesto que un hecho así genera polémica, escándalo, indignación social, y, bueno, la primera reacción del Gobierno del Estado, directamente involucrado a través de las dependencias responsables, fue despedir al director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses; y al día siguiente, en una segunda reacción, al fiscal.
Y el jueves vino el remate con el anuncio de la intervención de la Contraloría que promete una investigación exhaustiva y probablemente la caída de más cabezas (18 burócratas están en la mira); y con la noticia de que se va a construir una cámara frigorífica más grande para que no se vuelva a presentar una situación ni siquiera similar. El Ejecutivo estatal agregó: “Y (también habrá) un espacio para cadáveres en descomposición que tendrá una gran capacidad, por encima de los 300 cuerpos, para que no se vuelva a repetir este lamentable hecho. Se va abatir el rezago para la disposición de las víctimas de sucesos de hechos violentos no identificadas, siguiendo los protocolos con pleno respeto a sus derechos”. Yo lo que quisiera es que se abatieran los hechos violentos y la delincuencia y que no haya tantos muertos.
En cuanto a los muchachos secuestrados y liberados, no se ha vuelto a saber mayor cosa. La primera información que circuló decía que eran once jóvenes, entre 14 y 19 años, y que uno de ellos había muerto.
Al día siguiente busqué información y no hallé. Fue hasta el tercer día que encontré una nota en El Universal donde se hablaba de ocho jóvenes entre 17 y 27 años, uno muerto. Esta, en realidad, es la única coincidencia informativa, la del joven que apareció sin vida y que esperaban que fueran a identificarlo.
En ambos casos, el significado profundo es terrible y no habla bien de las autoridades. De entrada, el secuestro de los muchachos, independientemente de las razones; y los 156 cadáveres en un tráiler más otros que no caben y no saben dónde poner, son noticias grave de los niveles de delincuencia organizada y de descomposición social a los que se ha llegado. Ineficiencia, corrupción, negligencia y todo lo demás.
La cuestión es que se nos ha ido la semana siguiendo el derrotero del tráiler y de las decisiones gubernamentales reactivas, y apenas podemos llegar a tener una idea, más o menos, de lo que pasará con tantos cuerpos mientras desde la autoridad se deja de lado que se trata de víctimas de la delincuencia y que por lo menos, con respecto a estos cuerpos, hay más de 300 deudos que lloran a sus familiares desaparecidos ¿quiénes eran?
Sin duda, hijos, padres, hermanos, esposos, novios de alguien; no se ha dicho si todos eran hombres, o si también hay cadáveres de mujeres; ni las edades ni nada de eso. El mismo lunes se dijo que tenían años en el Instituto de Ciencias Forenses y que no sólo eran esos 150 sino cientos más, y que algunos tenían más de cuatro años por diversas razones incluso jurídicas.
Son muchos cadáveres, muchos deudos; hechos así abonan al deterioro del tejido social. Y más aún, si todo el foco está en el tráiler y se ha dejado de lado, pero por completo, el caso de los muchachos del que se tendría que informar y también se debería estar reaccionando y tomando medidas.
Sabemos que con frecuencia no se puede informar porque hay investigaciones en curso y todo eso, pero también hay un hecho del que se dio cuenta en un principio;  y si no hay un seguimiento lógico de la autoridad e información creíble de frente a la sociedad, lo que se genera es incertidumbre y desconfianza.
Ojalá se reconsidere en el manejo de esta información y en las soluciones y medidas más allá de simplemente reaccionar para “calmar las aguas” y cortar cabezas; que se actué en consecuencia, sí, pero con respecto a la posición de Jalisco en los primeros lugares de inseguridad en el país; las acciones deberían enfocarse en abatir la delincuencia y no en el rezago para la disposición de víctimas.

Columna publicada en El Informador el sábado 22 de septiembre de 2018.


Una golondrina...


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Esta semana, el coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal, anunció una serie de pasos que se darán próximamente para investigar el caso de la “Estafa maestra” y otro, vinculado, que identifican como el “robo del siglo”; ambos involucran específicamente a Rosario Robles como titular de la Secretaría de Desarrollo Social y de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Sedesol y Sedatu respectivamente, claro, en diferentes momentos; y, de pasada, a José Antonio Meade porque al parecer se trata de un mecanismo fraudulento que presuntamente ha operado, por lo menos, durante 10 años y las carteras que le ha tocado encabezar en ese lapso están señaladas en las investigaciones periodísticas, por lo pronto, en la “Estafa maestra” (Animal Político (https://www.animalpolitico.com/estafa-maestra/).
Lo que acaba de anunciar el senador Monreal es que, primero, se presentará un punto de acuerdo para la creación de una comisión legislativa especializada, después, ya con la comisión operando, se llamará a comparecer a las actuales autoridades de la Auditoría y a los que fueron despedidos justo cuando salió a la luz la “Estafa maestra”. Si de este ámbito que es el político y legislativo surge información suficiente para presentar denuncias, se hará y se pasará al campo jurídico para que se proceda como se tenga que proceder, según advirtió Monreal el miércoles pasado.
Muy bien, todo me parece perfecto. Me gusta que se tenga la intención, con acciones incluidas, de limpiar, de “no permitir que las viejas prácticas de corrupción y deshonestidad simplemente se olviden y se entierren; eso no es conveniente para nadie, es necesario transparentar, investigar y dar paso a una investigación profunda […] que nos deje satisfechos a todos” según dijo Monreal; añadió que México no se merece que esto quede en una anécdota mediática y que “el Senado no se va a callar en estos casos”.
La cuestión no es para nada menor, es de hecho, una bomba, porque además, con el “robo del siglo” están ampliando el tamaño del fraude a niveles inéditos. Si con la “Estafa maestra” se trataba de un presunto desvío por 450 millones de pesos, más o menos, con el “robo del siglo”, Alejandro Armenta, senador por Morena, habla de 2.4 billones de pesos con datos de la Comisión de Hacienda del Congreso.
Es una cantidad ofensiva en un país donde la mitad de la población vive en pobreza; y donde sus políticos se ocupan más de impedir, con una efusividad que parece que se les fuera la vida en ello, que Estados Unidos y Canadá opinen sobre el salario de los mexicanos.
La “Estafa maestra” dijo Armenta, es el hilito de una madeja mucho mayor, devanada por lo menos durante una década, con los ingresos extraordinarios que han sido canalizados a 350 fideicomisos de dos mil 400 que fueron creados en este y el anterior sexenio, y que no son fiscalizables, es decir, escapan a la rendición de cuentas, a la transparencia y a otros mecanismos que se han inventado para que no se haga mal uso de los recursos públicos. Pues ni con todo y eso. En esta presunción de la bancada de Morena no hay claridad respecto al manejo de 2.4 billones de pesos.
Ricardo Monreal, cuando dio a conocer esto, habló de la cuarta transformación, del  mandato del pueblo, de la exigencia de la gente para que se combate la corrupción y se extirpe, y está muy bien, pero la verdad, cada sexenio hay un chivo expiatorio y luego no pasa nada. Y al chivo expiatorio después no le va tan mal, digo, Elba Esther Gordillo salió de prisión como si hubiera regresado de un hotel/hospital de reconstrucción integral.
La cuestión aquí es que no se limiten sólo a este caso, que persigan todos los que haya que perseguir si esquilmaron las arcas públicas, si abusaron y se enriquecieron ilegalmente; que vayan al fondo, hasta sus últimas consecuencias y que esto que ahora anuncian, en un tiempo, además, que no sé si sea el más oportuno, no sea una golondrina. Ya sabemos, una golondrina no hace verano, dice el refrán; pero es que aparte en este sexenio que fenece, creo que la oportunidad permitiría cazar una parvada por los altísimos niveles de corrupción a los que se ha llegado.
Ir por todos sin concesiones ni pactos ni conveniencias; que se rindan cuentas de verdad de aquí en adelante y que se desmantelen los mecanismos barrocos y complejos que se inventaron para robar. Que se desmonte esa estructura. Eso necesitamos.

Columna publicada en El Informador el sábado 15 de septiembre de 2018.