lunes, 27 de abril de 2015

Mensajes al revés

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Mientras nos encontramos inmersos en campañas electorales locales y nacionales que se desarrollan en niveles cada vez más bajos entre la ignominia y la estulticia, es preciso no perder de vista lo que sucede a nuestro alrededor. Quizá no tengamos el poder para evitar los efectos de ciertas decisiones pero tal vez sí estemos en condiciones de prevenir o, de perdida, que el trancazo no nos pegue tan fuerte porque, de alguna manera, ya lo estábamos esperando.
Antes de entrar al punto quiero referirme a esta costumbre de la clase política mexicana, específicamente del PRI que ha enseñado a los demás, de emitir mensajes al revés. Han sido tan diestros en tal práctica que muchos la identificamos, hemos aprendido a leer entre líneas. No siempre aplica, depende de tiempos y estilos, pero la verdad, las recientes noticias y declaraciones sobre lo maravillosa y perfecta que es la economía mexicana, dan miedo; si es un mensaje al revés quiere decir que la situación empeorará.
Ahora sí. Desde que escuché los elogios del Fondo Monetario Internacional para la economía de nuestro país sentí un escalofrío que no se me ha quitado porque después, en la semana, se hicieron otras afirmaciones en extremo optimistas. El FMI, este organismo multinacional que hace y deshace con las economías y las soberanías de los países, a través de su informe semanal sostiene que se espera una “mejoría” en la actividad económica mexicana. Claro que este dato lo conocemos por referencias de la Secretaría de Hacienda que, claro, no dudaría en hacer extensiva tal expectativa.
Esto se dio en el marco de las Reuniones de Primavera a que convocan precisamente el FMI y el Banco Mundial. Luis Videgaray, secretario de Hacienda, afirma que México está mejor preparado que otros países para enfrentar la crisis que viene. En primer lugar me parece que la comparación sobra. Se está o no se está preparado, punto. De todas maneras, si estuviera menos, el Gobierno mexicano no es de los que aprende en cabeza ajena y el ejemplo es la crisis de 2008; mucho menos si nada más recibe “reconocimientos” por su manejo de la economía nacional y por las sobreexplotadas pero bofas reformas estructurales.
Los escalofríos se recrudecieron con el “arsenal” que dice Agustín Carstens que tenemos. Me acordé de los resfriados y las pulmonías como alegoría de nuestra relación comercial con Estados Unidos, y que efectivamente fueron un mensaje al revés del mismo Carstens. En 2008 dijo que la economía mexicana ya no dependía de la estadounidense tanto como antes, de manera que si en el vecino del Norte tenían neumonía aquí apenas llegaríamos a resfriado. No fue así.
¿Qué dijo el gobernador del Banco de México? Ancho como pavorreal por los elogios que recibió de la directora del FMI, afirmó en el Senado que la “fortaleza económica” de nuestro país se basa en que las reservas llegan a 195 mil millones de dólares y que el FMI autorizó una línea de crédito flexible por 70 mil millones de dólares. Ya, con eso. Según Carstens con esto será suficiente para enfrentar la volatilidad financiera y los vaivenes cambiarios. Y si el Fondo Monetario dice que México está de maravilla ¿cuál es el problema? Qué miedo.
¿Y nosotros qué? Los mexicanos, la población. En sus cuentas alegres no se menciona que desde 2012 a la fecha, es decir, desde el arranque de la presente administración, los precios de la canasta básica se han incrementado ¡en promedio! 100 % con base en datos de la Alianza Nacional Agropecuaria, Comercializadores y Consumidores. ¿Y los salarios? No mencionan tampoco que la industria alimenticia ha reducido las porciones de sus presentaciones pero no ha bajado los precios. Estas acciones tiene un nombre técnico que no recuerdo (el sinónimo que se me viene a la cabeza no lo puedo escribir) pero lejos de ser un apoyo para la economía familiar no hace más que castigarla, porque además de reducir el gramaje también se está bajando la calidad.
El INEGI acaba de informar que en febrero la economía nacional se estancó, se redujeron los niveles de actividad de los tres sectores sobre todo del primario. Estos datos contrastan con las declaraciones del FMI, Carstens y Videgaray… Mensajes al revés. Debemos prepararnos para lo peor.

Publicada en El Informador el sábado 25 de abril de 2015.

domingo, 19 de abril de 2015

Refinamiento

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Los señalamientos que se han hecho en los últimos días al padre del gobernador de Jalisco, Leonel Sandoval Figueroa, no son los primeros. Cuando Aristóteles era candidato al gobierno del Estado y luego en calidad de electo, desde la oposición se hicieron críticas y preguntas muy puntuales sobre la actuación de su papá en el Poder Judicial del Estado, sin embargo, aquellas “observaciones” pronto se hicieron a un lado una vez que Aristóteles rindió protesta.
De lo que nos hemos enterado esta semana, producto de una filtración y publicado inicialmente en el periódico Reforma de la capital del país, invita a pensar y a preguntarnos de dónde salió y por qué hasta ahora.
Claro que difícilmente sabremos a ciencia cierta quién pasó la información y quién hizo la grabación, pero estamos hablando de altos niveles de operación.
Si al “estilo” de las campañas en Jalisco, a pesar de que ni siquiera involucra elección de gobernador, sumamos la intervención desde la ciudad de México para contribuir y enrarecer, estamos hablando de “palabras mayores” en cuanto a los actores que están metiendo su cuchara desde adentro, algo así como aquel famoso “fuego amigo” al que aludía el también famoso y ahora medio perdido Jefe Diego (Fernández de Cevallos).
Con esta información queda en evidencia una vez más apenas una muestra de cómo se las gastan nuestros políticos, cómo se llevan entre ellos y los grados de refinación que han alcanzado. Y con refinamiento o refinación —para evitar malas interpretaciones— me refiero a esa conducta humana que implica ser peor en algo. Normalmente se aplica a las personas de edad avanzada que si fueron tercas en su juventud y vida adulta, por ejemplo, cuando llegan a la vejez “refinan” tal defecto o vicio conductual.
Las campañas de los partidos políticos en procesos electorales, desde hace varios lustros (desde que partidos distintos al PRI empezaron a ganar elecciones) se han convertido en espacios de guerra sucia y denostación entre los contrincantes y entre los militantes (“fuego amigo”), en ambas prácticas todos los partidos han refinado.
Y hay otra que, elección tras elección, se usa más con visos de empeoramiento y es el estilo de la negación, simulación, fantasía o como prefiera el lector llamar. La semana pasada hice referencia a uno de los anuncios del PRI que verdaderamente raya en la esquizofrenia, estas afirmaciones de que la oposición gobierna para destruir y para provocar malestar y enojo; y que el PRI trabaja y hace los proyectos realidad y de que en Jalisco todos estamos unidos y somos alegres y positivos. Bueno, es lo que quisiéramos, pero difícilmente con el entorno de inseguridad, crisis económica (ayer al medio día el dólar casi llegaba a los 16 pesos) y errores administrativos se puede generalizar. O que se les pregunte por favor a las personas que viven en las mesas en Zapopan o a quienes se ganan la vida en las esquinas de cuanto crucero…
Y luego ahí está el Partido Verde, un instituto político que se ha ganado el repudio generalizado y sigue como si nada; sanciones, órdenes del INE (que no está sirviendo para nada y qué mal) para retirar spots y nada. Continúa con afirmaciones de que han hecho maravillas por México y los mexicanos, inventando en algunos casos y en otros saludando con sombrero ajeno. Lo peor del Verde es que deja en evidencia que hay conocimiento de la realidad nacional, de los problemas que enfrentan por ejemplo los jóvenes, pero es información que sólo se usa para ganar adeptos, no para actuar en consecuencia.
El PAN no se queda atrás y bueno, me permite recordar otro estilo que contrasta con los panistas de antes que se las daban de muy finolis, que desafortunadamente está cundiendo no sólo entre panistas y es el recurso de lo vulgar y lo corriente, de la promoción del mal gusto. Pero el PAN también se presenta, a través de sus candidatos, como si no hubiera gobernado ya y mal. Como si fueran santos y puros, todos surgidos del limbo, perfectos e inmaculados. Apuestan a la desmemoria y no son los únicos.
Es raro que algún partido se distinga por una campaña diferente basada en propuestas y enfocada en los electores con la conciencia clara de que estamos hartos de campañas y de políticos, porque pasa el tiempo y nada más no mejoramos, vamos de mal en peor en todo. Los políticos actúan como si esa percepción ciudadana no existiera o fuera falsa, es decir, persisten en desdeñar a los que se supone tenemos el sartén por el mango y también refinan en eso.

Publicada en El Informador el sábado 18 de abril de 2015.



sábado, 11 de abril de 2015

Hoy como hace 190 años

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Hace casi 190 años aquí en Guadalajara, cuando México se estrenaba como nación y Jalisco como estado libre y soberano, en 1825, las elecciones eran ya una preocupación y un asunto que ameritaba que quienes tenían el privilegio de escribir y publicar, llamaran la atención a los lectores, a los “conciudadanos”.
Comparto aquí un reciente hallazgo, que si no fuera por el tipo de lenguaje (conservé la redacción y ortografía originales), podríamos pensar que fue escrito apenas hoy o un día antes de las elecciones: “Habitantes de Guadalajara: un negocio grave teneis entre vuestras manos. La elección acertada de los individuos que hayan de componer el ayuntamiento, influye directamente sobre vuestra felicidad. La policía les está casi esclusivamente recomendada; si son vigilantes, las enfermedades se impiden ó minoran; los vagos se destierran, los malhechores son perseguidos, la tranquilidad pública no peligra, y aquellos lugares destinados al desahogo y diversión mejoran sensiblemente. Pero sobre todo, conciudadanos, la justicia que decide de vuestros mas caros derechos se va a encargar á los que elijiereis. ¿Sereis insensibles al grito de vuestra reputacion que se espone, de vuestra vida que es amenazada y á vuestros propios intereses que van por medio en una mala eleccion? No, esto no es creible de un pueblo libre. Fijad, pues, vuestra vista en los benéficos, patriotas, é instruidos (E. E.)”. La doble e, hasta donde entiendo, significa “editores” y esto se publicó en El Nivel, editado en esta ciudad de Guadalajara, el 11 de diciembre de 1825.
Una especie de editorial o franco llamado a votar conscientemente conocedores de la importancia de elegir a quienes estarían al frente del ayuntamiento. Hoy estamos ante una circunstancia idéntica en tanto se trata de elecciones y también en otro sentido: en la responsabilidad que recae en el ciudadano, en el elector.
Sólo que ahora es más complejo, las formas, las personas, los presupuestos, las percepciones son muy diferentes y quienes participan en la contienda son, muchos de ellos, gente sin honor y sin escrúpulos.
Toca al ciudadano saber quién es quién, a fondo; no dejarse manipular por los anuncios y promocionales engañosos, algunos de ellos al parecer creados por una mente verdaderamente esquizofrénica, como si lo que vivimos fuera producto de nuestra imaginación (ellos quieren dividirnos provocando malestar y enojo); no dejarse atrapar por la forma en que los candidatos y los partidos juegan y hasta se divierten con las necesidades urgentes de los electores; y, para empezar, nos toca decidir, primero, si vamos a votar o no; y si lo hacemos, si anulamos o no nuestro voto o cruzamos la boleta por alguna de las opciones.
Esta no es una elección menor porque se trata de votar por los regidores del municipio en donde vivimos y también por los diputados locales y federales. No se puede negar, pues, la importancia del ejercicio democrático en el que estamos inmersos, sin embargo, desde la clase política en general la actitud sigue siendo de desdén, de desconexión de la sociedad y de sus percepciones. Falta una comprensión clara y contundente de los procesos y dinámicas entre la gente, en diferentes ámbitos y niveles, en diversas intensidades y proporciones.
Basta un ligero atisbo a las redes sociales o a la escasa interacción de los públicos en los medios de comunicación para darse cuenta del enojo que hay entre las personas (que no han provocado “ellos” sino los gobernantes cínicos y negligentes) y de la indecisión entre votar, anular o abstenerse. Es cada vez mayor el número de manifestaciones contra el sistema electoral, posturas por no avalarlo ni legitimarlo acudiendo a las urnas. Priva la incertidumbre.
Así que además de las responsabilidades cotidianas; del trabajo –si lo tenemos— de todos los días para salir adelante junto con nuestras familias; aparte de soportar malos servicios y peores tratos; de lidiar con las consecuencias de malas, arrebatadas y caprichosas decisiones de los gobernantes, tenemos que tomar una decisión crucial de aquí al 7 de junio: votar (y en este caso nos corresponde informarnos muy bien sobre los candidatos); abstenernos o anular. Son opciones y somos libres para elegir una de ellas, no será fácil llegar al punto, pero nos toca, no hay de otra, a ver si logramos que quienes accedan al poder sean “benéficos, patriotas e instruidos”.


 Publicada en El Informador el sábado 11 de abril de 2015.

miércoles, 8 de abril de 2015

Confianza

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Hace 15 años, cuando tuve la oportunidad de entrevistar para esta casa editorial a José Woldenberg, me dijo que la confianza es algo que se construye día con día, que no se gana de una vez y para siempre.
He hecho referencia antes a esta afirmación de quien fuera presidente del extinto IFE y quizá deba volver a ella muchas veces más, porque los niveles de confianza que tenemos los mexicanos con respecto a diferentes instituciones no preocupan ni tantito a los responsables, a quienes ahí trabajan, a los que las integran o componen.
Los estudios de este tipo o los relativos a los índices de popularidad o aceptación de tal o cual funcionario, hace algunos años eran tomados en cuenta por la clase política sobre todo cuando los resultados encendían luces de alerta, pero ahora no; evidentemente los tienen sin cuidado y, hoy por hoy, los únicos sondeos que les importan son los electorales y no porque les interese realmente la opinión de los votantes, sino porque se trata de una competencia y hay que ganar a como dé lugar (prepárese porque a partir de mañana nos atiborrarán con ¡13.3 millones! de spots entre partidos políticos —11.3 millones— y autoridades electorales —dos millones).
Ayer se publicaron aquí algunos de los resultados de los niveles de confianza de los jaliscienses en sus instituciones como parte de los trabajos del Observatorio Jalisco Cómo Vamos, específicamente la Encuesta de Percepción Ciudadana 2014; y las entidades o instituciones con más altos índices de confianza son, primero, la familia (69 %) y, segundo, las iglesias (35 %). Y si las iglesias tienen un porcentaje tan bajo es fácil deducir cómo andan las demás personas e instituciones. Cinco por ciento de los encuestados respondió que tiene “mucha” confianza en los partidos políticos, es decir, entre “algo”, “poco” y “nada” los partidos sumaron 95 por ciento. En otras palabras: desconfianza total, porque el 5 % ni siquiera corresponde al voto duro.
Estos resultados son similares a los de otras encuestas que se enfocan en lo mismo. Revisé la última de Parametría con un comparativo entre 2013 y 2014; y la encuesta telefónica del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, correspondiente también a 2014. Los rubros que ocupan el primero y el segundo lugar son exactamente los mismos, con algunas variaciones en porcentajes; a partir del tercer lugar está la Marina o el Ejército o la Cruz Roja o las universidades públicas, entre otros.
En estas dos encuestas se indica que la tendencia en varios de los rubros es a la baja, dato que revela que la confianza de los mexicanos en sus instituciones está muy lejos de recuperarse; y si cae es porque tales instituciones no están haciendo absolutamente nada para mejorar en la percepción de la ciudadanía.
Aunque a la hora de interpretar este tipo de trabajo es preciso no perder de vista que se trata de muestras, resulta interesante tener una idea de cómo andan, más o menos, las percepciones ciudadanas; y nos ayudan a comprender (aunque ya lo supiéramos, se confirma), por ejemplo, las decisiones de algunos de los padres de los jóvenes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa, en el sentido de responder a la oferta de ayuda de un presunto delincuente y aceptarla, para dar con el paradero de sus hijos.
Han pasado seis meses desde la desaparición de los muchachos y aunque con toda seguridad para el Gobierno federal es un caso cerrado luego de que dieron con la “verdad histórica”, es un pendiente que se suma a otros, añejos, que sin duda alguna han contribuido a minar, a socavar la confianza de los mexicanos en su gobierno, en sus instituciones.
¿Y para qué es importante la confianza en las instituciones? Una sociedad con confianza está en paz, paga impuestos, sale a la calle sin miedo; usa las instituciones para lo que son y recurre a ellas porque funcionan, porque responden y resuelven; sabe que el Estado se encarga —y bien— de la seguridad, de mantener el estado de derecho, de hacer justicia; de la educación y la salud; de una justa distribución de la riqueza; es una sociedad que sabe que sus decisiones electorales se respetan y que no importa quién gane porque el sistema está diseñado para que se rindan cuentas y para que la marcha de las administraciones no se altere.

Nada de esto es una realidad en México y desde el poder nadie, pero nadie, está aportando ni siquiera un ladrillo al edificio de la confianza, antes bien, parece que estamos en franca demolición.

Publicada en El Informador el sábado 4 de abril de 2015.