domingo, 16 de marzo de 2014

¿Por qué así?

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Estamos prácticamente a una semana del lamentable fallecimiento de la jovencita María Fernanda Vázquez Vázquez y durante todos estos días, los anuncios, declaraciones y medidas con relación al transporte público en la zona metropolitana de Guadalajara se han hecho un día sí y otro también; no tengo memoria de tal andanada de “políticas públicas” con relación a algún asunto, el que sea.
¿Por qué así?
En redes sociales y de otras maneras a través de los medios de comunicación, la ciudadanía se ha hecho escuchar y la indignación es mayúscula, pero no sólo por la muerte de María Fernanda, sino por las formas.
¿Desde cuándo la pésima calidad del transporte es una realidad en esta ciudad? ¿Cuántos estudios se han hecho y pagado para “mejorarlo”? ¿Cuántas muertes cada año? (14 es el número de María Fernanda en lo que va de este año) ¿Cuántas promesas de la “autoridad” a la hora de dar luz verde a los incrementos en la tarifa? ¿Cuántos intereses involucrados? ¿Cuánto temor político-electoral? ¿Cuánta mediocridad y mezquindad en la clase política para con los ciudadanos, los que se supone representa?
Podría hacer muchas más preguntas, tantas como sea posible para tratar de entender cómo actúa y por qué opera de cierta manera la clase en el poder, siempre en detrimento de la calidad de vida, en este caso, de los jaliscienses.
La demanda por un transporte seguro y digno en el área conurbada de esta gran ciudad es añeja. Expertos en la materia han concluido que lo que tenemos en Guadalajara es una mezcolanza, un muestrario de tipos de transporte, un combinado que arroja caos, pésimo servicio y altísimos costos sociales, económicos y políticos.
Fuera del trabajo que se hizo para la introducción del tren ligero, que quedó a medias desde los años setenta y ochenta, no ha habido otra medida contundente en ese sentido, porque el macrobús no lo es. Y no es que no se haya hecho nada en los últimos 20 años como dijo Aristóteles Sandoval, el gobernador, en el mensaje que emitió esta semana para anunciar la primera ruta segura (¿por qué así, por qué hasta ahorita? Ni modo que no supieran), digo, es cierto, porque lo que sea que se haya emprendido y nada, es lo mismo para una urbe como la nuestra, pero más allá de 20 años tampoco. O ¿quién dejó crecer al pulpo camionero que ya ni pulpo es sino un monstruo gigantesco? ¿Al calor de qué administraciones creció? Son responsables priistas, panistas y la oposición también porque en muchos casos a lo largo de los años han usado al transporte para llevar agua a sus molinos.
A raíz de una muerte más, dolorosa como todas (alguien dijo esta semana que las muertes no tendrían por qué ser la medida), se anuncia que baja la tarifa, la primera ruta segura, los operativos, la ley de movilidad y hasta la supervisión con radar para frenar las carreritas en las que participan los choferes, a quienes por cierto, se anunció también, se les pagará sueldo para que no se anden peleando por el pasaje. ¿Por qué así?
Así como planteo el recuento de lo que se ha declarado esta semana, la impresión que me queda es de desesperación y caos.
¿Por qué así? ¿Por qué para la autoridad si son –y no siempre; y hay que ver cuánto dura la determinación— medida las muertes? ¿Por qué se mueven a partir de tragedias? ¿Por qué no hay un ejercicio responsable, autocrítico, visionario y efectivo de la administración pública? ¿Por qué no hacen su trabajo pues? Fueron electos para eso y se les paga muy bien y ellos dicen que todo lo saben y lo conocen y que no van a permitir y no sé cuánto más.
¿Por qué no operan en función de eso y no de su propia discapacidad mental que sólo les permite reaccionar –parece— cuando alguien muere y una entidad poderosa y amenazante como la Universidad de Guadalajara aparece? ¿Por qué así?


Publicada en El Informador el sábado 15 de marzo de 2014.