Ciudad adentro
A raíz de varios casos graves de bullying (violencia entre iguales) en el país, en una estadística
que nos ubica en el nada honroso primer lugar en esta materia dentro de las
naciones que forman parte de la OCDE, se ha dicho con insistencia que la
educación, la formación, los valores y la cultura por la paz por ejemplo, y la
no violencia, se aprenden en casa, con la familia.
Y es cierto, difícilmente alguien estaría en desacuerdo.
Sin embargo, lo que quiero ahora es invitarlos a reflexionar sobre la familia,
precisamente y con independencia de las formas o categorías familiares que
ahora se reconocen. La familia así, a secas, con la idea que tenemos y
conocemos de ella, con base en nuestra propia experiencia.
Es la célula, la unidad básica del conglomerado social,
que más embates sufre en todos sentidos. Vive amenazada por la pobreza, por las
deficiencias educativas y de formación; por la violencia entre todos sus
miembros; las adicciones como el alcoholismo o la drogadicción; la falta de una
vivienda digna y de un entorno ambiental propicio y adecuado para el desarrollo
de todos sus miembros. La falta de valores en el seno de familias por lo
general desintegradas es resultado de que sus miembros, por lo general,
provienen de otras familias desintegradas y éstas de otras y así, una cadena
sin fin.
¿Podemos responsabilizar de todo a las familias cuando el
hábitat es de pobreza extrema, de desnutrición, de desempleo? ¿Cuándo la
vivienda –si acaso se dispone de una—tiene pisos de tierra y se ubica en zonas
de riesgo? ¿Estamos en condiciones de echar la culpa a la familila de todos
nuestros males si viven enfermos, sin trabajo, mal comidos y con los programas
corrientes y vulgares, banales y estupidizantes de la televisión abierta que
por desgracia es duopolio en nuestro país, como único acceso a la educación?
¿Tienen la culpa, son responsables de reproducir los esquemas de violencia de
un entorno adverso cuando además son presa fácil de productos televisivos que
hacen apología de la violencia y del crimen?
La familia es responsable, sí, pero también el Estado que
no es capaz de (y ni quiere) generar las condiciones mínimas para que los
habitantes de este país vivamos mejor; con las necesidades básicas resueltas
por lo menos y proyectos familiares a futuro.
En este contexto, la secretaria de Desarrollo Social, una
de las mayores desgracias del gabinete presidencial, festina un aniversario de
la Cruzada contra el Hambre (dizque) con un concierto que costó más de diez
millones de pesos y luego de haberse gastado más de cien millones en artículos
distintivos y promocionales del programa. Ciento diez millones de pesos
suficientes para la promoción de huertos familiares en las viviendas en donde
la pobreza extrema es un sufrimiento cotidiano; o para apoyar la instalación de
micronegocios o para capacitación o para mejorar las viviendas o para comprar
ropa y zapatos para los niños, es decir, para un montón de acciones que podrían
incidir en que la gente salga de ese status
y mejore sus condiciones de vida ¿Para cuánto alcanzaría todo ese dinero? Ah,
pero la titular de la Sedesol, que también es una desgracia para las luchas
femeninas de espacios en la política, atina a hablar sólo para lambisconear al
Presidente de México al más puro estilo priista, mientras nos enteramos de la
espera, las filas y los malos tratos que sufren adultos mayores para acreditar
que viven todavía, y seguir recibiendo el paliativo, subsidio o limosna que les
da el gobierno. Es una desgracia total.
Como el intento de nombrar como “embajadora” de la
educación a la actriz Carmen Salinas, hecho que no haría sino confirmar el
nivel que se maneja en Presidencia, muy ad
hoc con la programación televisiva a que he hecho referencia.
Dos de las formas de manipulación masiva que ha
identificado el lingüista Noam Chomsky son mantener al público en la ignorancia
y la mediocridad, y además que sea complaciente con esa mediocridad: “La
calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más
pobre y mediocre posible…” y lograr que el público crea que “es moda el hecho
de ser estúpido, vulgar e inculto”.
Así que si se va a señalar con dedo de fuego a la familia
como responsable de todos nuestros males, creo que habría que incluir a los
medios masivos de comunicación y su programación idiotizante y al Estado
mexicano por sus omisiones y sus marcadas deficiencias y malas decisiones.
Publicada en El Informador el sábado 7 de junio de 2014.