domingo, 8 de junio de 2014

Familia, hambre, bullying y educación

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

A raíz de varios casos graves de bullying (violencia entre iguales) en el país, en una estadística que nos ubica en el nada honroso primer lugar en esta materia dentro de las naciones que forman parte de la OCDE, se ha dicho con insistencia que la educación, la formación, los valores y la cultura por la paz por ejemplo, y la no violencia, se aprenden en casa, con la familia.
Y es cierto, difícilmente alguien estaría en desacuerdo. Sin embargo, lo que quiero ahora es invitarlos a reflexionar sobre la familia, precisamente y con independencia de las formas o categorías familiares que ahora se reconocen. La familia así, a secas, con la idea que tenemos y conocemos de ella, con base en nuestra propia experiencia.
Es la célula, la unidad básica del conglomerado social, que más embates sufre en todos sentidos. Vive amenazada por la pobreza, por las deficiencias educativas y de formación; por la violencia entre todos sus miembros; las adicciones como el alcoholismo o la drogadicción; la falta de una vivienda digna y de un entorno ambiental propicio y adecuado para el desarrollo de todos sus miembros. La falta de valores en el seno de familias por lo general desintegradas es resultado de que sus miembros, por lo general, provienen de otras familias desintegradas y éstas de otras y así, una cadena sin fin.
¿Podemos responsabilizar de todo a las familias cuando el hábitat es de pobreza extrema, de desnutrición, de desempleo? ¿Cuándo la vivienda –si acaso se dispone de una—tiene pisos de tierra y se ubica en zonas de riesgo? ¿Estamos en condiciones de echar la culpa a la familila de todos nuestros males si viven enfermos, sin trabajo, mal comidos y con los programas corrientes y vulgares, banales y estupidizantes de la televisión abierta que por desgracia es duopolio en nuestro país, como único acceso a la educación? ¿Tienen la culpa, son responsables de reproducir los esquemas de violencia de un entorno adverso cuando además son presa fácil de productos televisivos que hacen apología de la violencia y del crimen?
La familia es responsable, sí, pero también el Estado que no es capaz de (y ni quiere) generar las condiciones mínimas para que los habitantes de este país vivamos mejor; con las necesidades básicas resueltas por lo menos y proyectos familiares a futuro.
En este contexto, la secretaria de Desarrollo Social, una de las mayores desgracias del gabinete presidencial, festina un aniversario de la Cruzada contra el Hambre (dizque) con un concierto que costó más de diez millones de pesos y luego de haberse gastado más de cien millones en artículos distintivos y promocionales del programa. Ciento diez millones de pesos suficientes para la promoción de huertos familiares en las viviendas en donde la pobreza extrema es un sufrimiento cotidiano; o para apoyar la instalación de micronegocios o para capacitación o para mejorar las viviendas o para comprar ropa y zapatos para los niños, es decir, para un montón de acciones que podrían incidir en que la gente salga de ese status y mejore sus condiciones de vida ¿Para cuánto alcanzaría todo ese dinero? Ah, pero la titular de la Sedesol, que también es una desgracia para las luchas femeninas de espacios en la política, atina a hablar sólo para lambisconear al Presidente de México al más puro estilo priista, mientras nos enteramos de la espera, las filas y los malos tratos que sufren adultos mayores para acreditar que viven todavía, y seguir recibiendo el paliativo, subsidio o limosna que les da el gobierno. Es una desgracia total.
Como el intento de nombrar como “embajadora” de la educación a la actriz Carmen Salinas, hecho que no haría sino confirmar el nivel que se maneja en Presidencia, muy ad hoc con la programación televisiva a que he hecho referencia.
Dos de las formas de manipulación masiva que ha identificado el lingüista Noam Chomsky son mantener al público en la ignorancia y la mediocridad, y además que sea complaciente con esa mediocridad: “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible…” y lograr que el público crea que “es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto”.
Así que si se va a señalar con dedo de fuego a la familia como responsable de todos nuestros males, creo que habría que incluir a los medios masivos de comunicación y su programación idiotizante y al Estado mexicano por sus omisiones y sus marcadas deficiencias y malas decisiones.

Publicada en El Informador el sábado 7 de junio de 2014.