sábado, 21 de diciembre de 2013

Siempre en diciembre

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

¿Alguien ha notado que casi siempre se dirimen o discuten asuntos relacionados con incrementos en la tarifa del transporte público en diciembre? ¿Y por lo general cuando ya se pagaron los aguinaldos y que todo mundo, bueno, que predomina cierta euforia por la efímera liquidez y andamos distraídos con todo lo que implica la Nochebuena?
Claro que no en todos los casos es así, y me refiero a la distracción y a la euforia; porque si hablamos de la decisión de aumentar la tarifa, ya es un patrón que se haga en estas fechas y luego, los camioneros piden un determinado aumento, normalmente exagerado, para que quede en una cantidad menor, pero ya fríamente calculada por todos los actores (literal). ¿Qué pasará en esta época navideña?
¿Se saldrán los camioneros con la suya? ¿Logrará el gobierno negociar para que los bolsillos de los usuarios no resulten afectados? ¿Cómo podrá la autoridad conciliar su máximo interés que es el bienestar de los jaliscienses, con las justas, que digo justas, justísimas demandas de los transportistas? ¿Triunfará una vez más –como siempre—el pulpo camionero?
Cada diciembre me sorprendo escribiendo sobre lo mismo y a pesar de que es el mismo guion, con ligeros ajustes, el gobierno y los camioneros terminan aplicando lo que les da la gana al de por sí pagano pueblo que no sé qué más, cuánto más aguantará. Quizá para cuando le lector se encuentre leyendo esta columna, el incremento a la tarifa se habrá consumado.
Se anuncian manifestaciones y protestas, se exige a funcionarios y servidores públicos que no apoyen el incremento, pero la verdad, no veo en el horizonte una decisión a favor de la gente y mucho menos en estos tiempos en los que desde el Gobierno federal se han estado aprobando reformas tras reformas sin considerar, en lo absoluto, la voluntad ciudadana. Es decir, el modus operandi que llegó para quedarse desde diciembre del año pasado es el del autoritarismo que se reproduce en cada entidad dizque libre y soberana. Digo, y que nadie se escandalice; nada más hay que ver la forma en que hace una semana se aprobó la reforma energética en el Congreso de Jalisco… Y en todos los demás. Así, sin demora, cambio ni dilación alguna.
Ayer hubo una manifestación en la Ciudad de México contra la reforma energética que fue promulgada por el Presidente Enrique Peña Nieto al mediodía, en Palacio Nacional. Las escenas y las fotografías me remiten a una especie de cinta de terror o de ficción o de otro planeta porque todos los que aparecen como protagonistas sonríen y aplauden como si no hubiera gente desgañitándose en las calles contra modificaciones que han sido calificadas de “atraco” y “robo del siglo”. Ellos ahí en Palacio Nacional… como si nada.
Y seguirán como si nada hoy, cuando los manifestantes de ayer ahora lo hagan contra el incremento en la tarifa del metro en la Ciudad de México. Es desesperante. Las manifestaciones, las marchas, las consignas, los videos (en los que, por cierto, están participando actores del más alto nivel que desde hace varios años se han sumado a las demandas más sentidas de los mexicanos y han logrado muchísimos seguidores… Bien por eso) son acciones que desde abajo tendrán que ser tomadas en cuenta más temprano que tarde, porque cada vez son más, y la indignación y las inconformidades crecen.

El panorama no se avizora alentador, ni para lo que resta de este año ni para el que entra, pero desde este espacio quiero extender mis mejores deseos hoy y siempre con el ánimo de que nuestra calidad de vida mejore, incrementemos nuestros niveles de conciencia social y estemos en condiciones de progresar en lo individual y como nación.

Publicado en El Informador el sábado 21 de diciembre de 2013.