sábado, 15 de febrero de 2014

In crescendo

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

In crescendo

Bueno, por la información que se ha difundido hasta ahora, México pasa a integrar la lista de países políticamente correctos y en franca sintonía y acuerdo con el frenesí antiterrorista de Estados Unidos, desatado desde hace ya más de una década el 11 de septiembre de 2001.
Lo curioso es, como clara coincidencia (aunque dicen por ahí que en política no hay coincidencias), que luego de que en el Senado se aprobaran reformas a varios códigos para sancionar a eventuales terroristas, se anunciara que la próxima portada de la revista Times en español estará dedicada al Presidente Enrique Peña Nieto con el título: “Saving Mexico”.
Desde hace tiempo que no hay límites, porque había. Aun cuando los gobiernos eran priistas, prevalecía por ejemplo, una política de relaciones exteriores que enorgullecía y que mantenía una pizca de dignidad de México frente a la Unión Americana. Era un tema sensible. Lo es en muchos sentidos, pero para las nuevas generaciones es desconocido, por lo general y, en función de ello, para muchos no importa tanto.
México no era Cuba pero por lo menos se mantenía cierta independencia con relación a varios asuntos.
En los años ochenta, recuerdo más o menos claramente que empezaba a leer y a conocer de críticas contra ciertas reformas porque respondían “a intereses internacionales”. En boca de la incipiente oposición se escuchaban reclamos de que los cambios obedecían a mandatos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
En amplios sectores de la sociedad se ha pensado que esto es paranoico, que son teorías de la conspiración y que no hay tal, por supuesto, que vemos muchas películas, pero nada más hay que revisar en qué condiciones está la educación desde entonces. En los años setenta se banalizó la enseñanza del español, por citar un caso, y nada más hay que ver y leer los horrores ortográficos hoy en día; hace pocos años se fraguó otra reforma que aligeraba o eliminaba de plano la enseñanza de ética y filosofía de los planes de estudio del bachillerato. No quiero ni imaginar cómo estaremos dentro de pocos años en esta materia.
Se van diseñando y planeando asuntos que por lo general pasan inadvertidos y el más reciente es este, el de las reformas para aprobar lo que bien se podría llamar “Ley antiterrorista” pero que está diseñada de tal manera, que a discreción se podría acusar de terrorismo a cualquiera, y en lo que se averigua, está la mesa tendida para cometer más abusos e injusticias; para deshacerse de personajes incómodos.
Esto es grave. Y es más grave cuando se están previendo protestas sociales una vez que entre en vigor la reforma energética, porque en las nuevas disposiciones, aprobadas ya por el Senado, se incluye que serán acusados de terroristas quienes se manifiesten contra las instalaciones o plataformas o a quienes las tomen en protesta social, según se asienta en el nuevo artículo 170 del Código Penal Federal.
¿En qué estábamos cuando en el Congreso de la Unión se dirimían estos asuntos? ¿Qué hacían los partidos de oposición? ¿En qué estábamos pensando? Igual sí había académicos y activistas atentos desgañitándose, pero creo que tampoco hubiera servido de algo. Ya ven que la cooptación que se ha hecho de la oposición en las cámaras, vía el dizque Pacto por México, los tiene franca, abierta y desesperantemente, anulados, como ceros a la izquierda, como payasos, comparsas, inútiles, parásitos muy bien cobijaditos por el sistema. Es una vergüenza y la indignación sigue in crescendo (sólo para emplear un término que la inculta clase política mexicana –qué pena-- de seguro no entenderá).

Publicado en El Informador el sábado 15 de febrero de 2014.