Ciudad adentro
El organismo encargado de las elecciones, ahora de todo
el país, nunca se ha distinguido por spots
creativos en sus campañas promocionales del voto o para la renovación de la
credencial de elector. Salvo aquella de “¡pero te peinas cuña’o!” cuando se
introdujo fotografía en el documento, no tengo en la memoria otra y bueno, creo
que este asunto de la “recordación” es un indicador de efectividad en este tipo
de estrategias.
Sin embargo, los spots
que en este momento se transmiten a todas horas son los peores que he escuchado
y no por un asunto de creatividad, sino porque son marrulleros y engañosos; y
una actitud de esa naturaleza en el organismo electoral que debe ser
transparente y ofrecernos a los ciudadanos toda clase de garantías, especialmente
confianza y certeza, es inadmisible.
Hay tres que destacan por sobre los demás porque en los
diálogos de los personajes queda en evidencia que el Instituto Nacional Electoral
(INE, antes IFE) forma parte del mismo sistema político y, a diferencia de la
brevísima época de oro (1997-2000), se conduce exactamente como la clase
política mexicana, alejado de la realidad social. Una institución con esta
línea, con estos contenidos en sus anuncios no puede ser confiable y eso es
gravísimo considerando además que, como alguna vez dijo José Woldenberg cuando
lo entrevisté para esta casa editorial en el año 2000: “la confianza no se gana
de una vez y para siempre”. Es algo que se construye cotidianamente, así que el
INE no va bien en este sentido y si el de la confianza que debe generar empezó
mal ¿qué podemos esperar de lo demás?
Por si acaso el lector no ha escuchado o visto los spots, en uno de ellos, a un joven lo
acosan en el cine para que actualice su credencial para votar y le advierten
que si no lo hace “¡no podrás elegir a tus representantes ni decidir lo que
quieres para México!”. Convengo con el asunto de que no podrá elegir, sin
embargo, el tema de la representación hoy por hoy es uno de los
cuestionamientos más fuertes que se hacen a la clase política porque realmente
diputados, senadores y munícipes (caso de las elecciones de este año que son
intermedias, aunque igual aplica con gobernadores y con el titular del
Ejecutivo federal) no nos representan. Su actuación está regida por intereses
de partido e intereses particulares.
Ahora, es de que tampoco podrás “decidir lo que quieres para México” pues ni votando ¿o de
cuándo acá los ciudadanos decidimos, cuándo nos toman en cuenta? ¿Tenemos acaso
algo que ver, para empezar, en la selección de candidatos? Y que no vayan a
salir conque falta participación ciudadana porque sí hay pero es total y
absolutamente desdeñada aun cuando haga propuestas y sea una sociedad civil
activa y experta en diferentes asuntos.
En otro spot un
joven entrenador regaña a uno de sus deportistas porque tampoco tiene
credencial y le dice: “Si queremos un país ganador, con mejor educación y más
empleos, hay que participar… hazlo por ti, hazlo por todos…”. ¿Desde cuándo
votamos en México? ¿Cuánto nos ha costado perfeccionar, complejizar y complicar
el sistema electoral? Y es hora que ni empleos ni educación. ¿Cómo espera el
INE que nos creamos eso por favor? Ofende la inteligencia su falta de
sensibilidad y sentido común.
Y por último, el tercer spot en donde los papás y el hermano “se le echan encima” a la
joven que manifestó que no va a votar:
La mamá: ¿Cómo? Hay
que jalar parejo para lograr lo que deseamos.
El hermano: Un país
más seguro, con mejores servicios públicos y oportunidades para todos.
El papá: Hazlo por
ti m’ija, hazlo por todos.
¿Jalar parejo? ¿Quién no jala parejo? ¿Un país más seguro
por ir a votar? A ver. En 2012 la gente salió a votar, votos comprados o no ¿y?
¿Tenemos un país más seguro, con más educación, con más oportunidades, con más
empleo? ¿Sucedió en las elecciones del año 2000?
Una vez más, desde la parte oficial, en este caso, desde
el INE, se pasa la bolita a la ciudadanía sobre la base añeja aquella --que en
algún momento aplicó-- de: “si no votas no te quejes”.
Los mexicanos hemos crecido como ciudadanos, los niveles
de participación se han incrementado y no sólo en las urnas, pero las
respuestas de la autoridad han sido nulas, insuficientes, equivocadas… Día con
día nos enteramos de nuevas formas de corrupción, de más funcionarios corruptos
y negligentes; de malas decisiones; de declaraciones mentirosas; y sufrimos por
los pésimos servicios públicos, sanitarios, educativos, de infraestructura en
general; por las pésimas políticas económicas, agropecuarias, laborales.
¿Hazlo por ti m’ija?
Malos spots, pésimos.
Publicado en El Informador el sábado 24 de enero de 2015.