domingo, 18 de enero de 2015

Libertad de expresión

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

En un país como México, el tema de la libertad de expresión es sumamente delicado. En nuestra historia, desde la Independencia hasta nuestros días, se ha transitado de la exposición más virulenta de la realidad nacional a la censura descarada y a la autocensura, por miedo, por convicción o porque alguien pagó por el silencio.
Es tan sensible el tópico porque hubo una época de represión, de cierre de medios, de “golpes” (como el de Excélsior que cité la semana pasada a mediados de los años setenta), de desapariciones y asesinatos de periodistas, que los periodistas precisamente y muchos académicos y activistas, consideramos a la libertad de expresión como “sagrada”. Y lo es. Es un derecho humano fundamental. Sin embargo —y aquí viene la parte polémica— hay límites. Sí. Suscribo lo que respondió el Papa Francisco a pregunta expresa en días pasados cuando fue cuestionado sobre el caso del semanario Charlie Hebdo y el atentado del 7 de enero que dejó como saldo lamentabilísimo 12 personas muertas y que ha movilizado a la clase política europea a favor de la libertad de expresión y contra los atentados, contra el terrorismo fundamentalista.
La pregunta y la respuesta íntegras las puede consultar el lector en esta liga https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-sobre-charlie-hebdo-existe-limite-a-libertad-de-expresion-pero-matar-en-nombre-de-dios-es-aberracion-59733/. Y me permito compartirla porque por lo general, en estos asuntos las declaraciones se sacan de contexto y luego es cuando se complican las cosas y se generan los malentendidos.
El Papa dijo que la libertad de religión y la libertad de expresión son dos derechos fundamentales, pero, en el primer caso “no se puede ofender o hacer la guerra, matar en nombre de la propia religión, es decir, en nombre de Dios […] Matar en nombre de Dios es una aberración”.
Y con respecto a la libertad de expresión, afirmó lo siguiente: “cada uno no sólo tiene la libertad, sino que tiene el derecho y la obligación de decir lo que piensa para ayudar al bien común […] sin ofender […] no se puede insultar la fe de los demás”.
El pontífice utilizó un ejemplo burdo en el que ahora se han concentrado algunos colegas y analistas porque implica una reacción violenta, pero el mismo Papa, antes del parangón advirtió: “es verdad que no se puede reaccionar violentamente”.
En resumen, la disertación del Papa Francisco tiene que ver con el respeto a los derechos humanos, los propios y de los demás, con responsabilidad y equilibrio.
El periodista Miguel Ángel Bastenier reprobó los asesinatos en París en el semanario pero además dijo: “[…] mi reflexión es doble: debe caer sobre los criminales todo el peso de la ley, sin excluir a sus instigadores, sean quienes sean y estén donde estén, pero el periodista no es Dios y aunque en su encarnación de caricaturista comprendemos que goza de una libertad que no se le toleraría al que sólo escribe, y no esté vulnerando ninguna ley positiva, el respeto al prójimo y sus creencias es la mejor guía para su trabajo” o debería ser.
El límite es la responsabilidad social que enseña, pregona y trata de marcar con fuego en nuevas generaciones de periodistas Javier Darío Restrepo. Esa responsabilidad social implica considerar a los otros, esencia de la ética en general, mucho más si se trata de ética periodística. La responsabilidad social junto con la verdad, la independencia y el servicio a los demás, son los cuatro principios esenciales del periodista que no cambian a pesar de los avances tecnológicos y las nuevas tendencias, porque son la base de la ética periodística y, por lo tanto, de la naturaleza del periodista. Así es.
Sobre la responsabilidad social, Javier Darío Restrepo ha dicho: “Nunca se justifica una noticia si puede poner en peligro una vida humana. El sentido de responsabilidad lo saca a uno del presente y lo obliga a responder por el futuro. Una vertiente de la responsabilidad: usted tiene que responder por todas y cada una de las palabras que escribe; y la otra es responder pensando en el futuro, responder por los efectos de lo que se publica, ahí es donde el problema se vuelve griego”.
La libertad de expresión es sagrada y los límites no son otra cosa que herramientas para protegerla.

Publicada en El Informador el sábado 17 de enero de 2015.